Por Juan Turello. Por momentos, Argentina suele estar aislada del resto del mundo en...
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Por Juan Turello. En mi comentario del domingo último, publicado en La Voz del Interior, recuerdo que el fatídico número de 51 muertos volvió a repetirse en una tragedia que está directamente vinculada con la forma en que el Estado gasta sus recursos. Sin embargo…
… a diferencia del choque del tren en la estación de Once, el 22 de febrero de 2012, la inundación de la ciudad de La Plata y sus alrededores es mucho más grave por las pérdidas que afectan a más de 100 mil habitantes en forma directa. Las pérdidas se calculan en cifras multimillonarias.
En forma paralela, otras ocho personas perdieron la vida por la torrencial lluvia que se abatió sobre la ciudad de Buenos Aires a partir de la noche del 1° de abril. Las causas y los efectos son similares.
La clase política está contra las cuerdas, no sólo por su desatención en las primeras horas de ambas tragedias, sino también por el uso ineficaz de los enormes recursos que el Estado (nacional, provincial o municipal) cosechó durante “la década ganada” y malgastó en forma perversa.
“Con una presión impositiva récord, la plata se destinó a gastos corrientes antes que a las obras necesarias para el desarrollo de una sociedad; hubo plata para caminos y viviendas, en algunas provincias, pero también para proyectos faraónicos, como “el nuevo Colón” o para Fútbol para Todos”. El certero análisis fue realizado ante La Voz del Interior por un técnico que, con sentido autocrítico, asesora a la dirigencia política. El coliseo que se levantará donde funcionó el Correo Central insumirá más de mil millones de pesos; una cifra similar se llevará el programa deportivo.
Algo más de uno de cada tres pesos que produce la economía argentina se destina a pagar impuestos. Nunca en la historia los diferentes niveles del Estado habían recaudado tanto. Para este año, los economistas Marcelo Capello y Néstor Grion (Ieral-Fundación Mediterránea) calculan que los ingresos nacionales crecerán a 872,8 mil millones de pesos, 28,4 por ciento más de lo que se recaudó en 2012, que ya había sido récord.
Ariel Barraud (Iaraf) prevé un porcentaje similar para la provincia de Córdoba, cuyos ingresos totales alcanzaron a 24.046 millones en 2012, casi 5.000 millones más que un año atrás. Incluso, Capello estima que llegará al 30 por ciento por la tasa vial y los fondos extras que aportará el campo.
¿En qué se gastó? El problema es que esos fondos multimillonarios no fueron a proyectos que mejoraran los servicios a la sociedad (transporte, rutas, atención de la salud, por caso) ni tampoco para las contingencias climáticas, que serán cada vez más frecuentes en función del cambio global.
El desarrollo urbano descontrolado por el crecimiento inmobiliario exige hoy más servicios de agua, luz y cloacas, y canalizar los excedentes hídricos ante “la aparición de tormentas cada vez más intensas y con mayores precipitaciones”, advierte el director del Clima y Agua del Inta Castelar, Pablo Mércuri.
Entre fines de 2011 e igual período de 2012 se crearon 68 mil nuevos empleos públicos, la mayoría de ellos en las provincias, según el informe publicado por el Indec el 25 de marzo último. En muchos casos, cubrieron simples tareas burocráticas.
Entre llantos y reproches a las autoridades, la sociedad puso bajo la lupa a la dirigencia política sobre cómo gasta los cuantiosos fondos que aportan los propios damnificados por tragedias que podrían ser evitables o atemperadas. El exministro Martín Lousteau calcula que desde el año 2000 se produjeron 4.000 muertes por accidentes en los que la inoperancia del Estado fue manifiesta.