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Por Gastón Utrera. Generó preocupación la fuerte emisión de dinero en julio, por nada menos que 18.183 millones de pesos. No debería ser noticia, ya que se trata de más de lo mismo: el BCRA viene ejecutando prácticamente la misma política monetaria que en 2012.
De todos modos, la misma política monetaria es más peligrosa hoy que hace un año, porque en 2012 la economía absorbía más pesos que ahora, en parte como consecuencia de la pesificación forzada. Es muy probable que ese fenómeno de absorción de pesos haya terminado, y por lo tanto mantener la misma inflación requiere emitir menos que el año pasado.
Sin dar cuenta de esta menor necesidad de pesos, la actual política monetaria acelera la inflación.
En junio, según la Dirección de Estadísticas y Censos de la Provincia de San Luis, la inflación fue del 2,3%, frente al 1,3% de un año atrás. Y todo indica que julio cerró con más inflación aún.
El problema es que los salarios hace tiempo que dejaron de subir por encima de la inflación y, con inflación acelerándose, comienza a haber riesgo de caída del poder adquisitivo de los salarios.
Esto es clave porque puede disparar a fin de año pedidos sindicales de complementos salariales. Y más importante aún, porque puede incidir en las paritarias del año próximo, subiendo las presiones salariales justo cuando el Gobierno se verá en la necesidad de hacer algo para bajar la inflación.
Intentar bajar la inflación en un contexto de creciente puja distributiva e inercia inflacionaria es sinónimo de riesgo de impacto negativo sobre la actividad económica y el empleo. ●