Por Juan Turello. Por momentos, Argentina suele estar aislada del resto del mundo en...
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Por Rosa Bertino. “Y, ¿ustedes también van a Justin Bieber ?”, chichoneó una señora mayor, mientras hurgaba ropa en una tienda deportiva. La pregunta iba dirigida al team de vendedores.
“Gracias a Dios, mi hija es bebé y todavía no puede decirme adónde tenemos que ir …”, se sinceró una flaquita. Según dijo, dos de sus mejores amigas habían sacado entradas para verlo en Córdoba, “porque tienen hijas de 12 ó 13 años, que son unas mandonas”. El fenómeno se repitió en River Plata durante el fin de semana.
Sin embargo, aquí el cantante sólo estuvo 40 minutos en el escenario. Luego dijo que estaba «descompuesto» y que «no podía seguir». Y se fue… sí se fue ¡y no volvió! El hecho produjo el llanto frustrado de miles de fanáticas, que descargaron sus emociones a través de las redes sociales. Muchas lo justificaron, pero (miles) lo criticaron (con razón).
Es muy fácil deducir porqué Justin Bieber junta 10 veces más gente que Sir Ringo Starr (los medios parecen olvidar que los cuatro Beatles, y no sólo Paul MacCartney, fueron designados Caballeros del Imperio, allá por 1965). Con sólo 19 años, el canadiense llevó casi 35 mil personas al Estadio Kempes. A River, fueron unas 50 mil fanáticos, en su mayoría chicas. En cmbio, con 73 años encima, el integrante del cuarteto más glorioso de la música contemporánea, apenas metió 3.500 en el Orfeo. La respuesta fue mejor en Buenos Aires, donde llenó dos Luna Park.
La respuesta está en el tipo de público, y la capacidad adquisitiva y decisiva del adolescente actual. El éxito del canadiense es el resultado de esa supremacía. Además, el fenómeno tiene rasgos mujeriles, puesto que las hijas tienen mucha más capacidad de arrastrar a las madres que los hijos a los padres. Por otro lado, no faltan los que sostienen que la histeria es típicamente femenina, y que estos recitales están plagados de “minitas” que hoy tienen permiso para salir, llorar, gritar, patalear, etcétera. No les vamos a contestar.
Resulta paradójico que un Beatle ya no sea un fenómeno de masas, y que ese puesto sea ocupado por un imberbe de voz insulsa y modales despóticos. Sin embargo, sus pares etarios, como Selena Gómez, Taylor Swift o Rita Ora, arrastran igual cantidad de fans y fervor. En realidad, todos ellos no descienden de los Beatles, sino de Madonna. Ella hizo del rock & pop un espectáculo multimedia, enel que la voz es lo que menos importa. Hace años que los cantantes cantan sobre sus propias pistas, para un público que no ha ido a escucharlos, sino a verlos. A ver el increíble despliegue escénico que significa cada uno de estos recitales.
El problema es que la adolescencia dura poco y muta con rapidez. En menos de un lustro se devoró a Lady Gaga, y a Facebook. Con sólo 27 años, la excéntrica intérprete neoyorkina no sabe qué hacer para evitar el fracaso. En cuanto a la red social diseñada por Mark Zuckerberg, los “pendex” la abandonan por formatos más novedosos.
Dentro de un tiempito diremos, “Justin ¿qué Justin?”. Pero para entonces, Bieber será otro multimillonario con menos de tres décadas sobre sus espaldas.■
Argentina
— Justin Bieber (@justinbieber) November 7, 2013