Por Claudio Fantini (Periodista, politólogo, docente de la UES 21, @ClaudiooFantini). Barack Obama a Israel dejó en claro que, más allá de las diferencias en temas como la construcción de asentamientos en Cisjordania, Washington tiene una alianza indestructible con Jerusalén.
Y el actual jefe de la Casa Blanca la suscribe plenamente.
El mensaje tiene una destinataria principal: la República Islámica de Irán. No existe la posibilidad de que el régimen de los ayatolás pueda construir un arsenal nuclear sin que Israel y Estados Unidos actúen para impedirlo.
En rigor, advierten que no puede existir un régimen que quiera “borrar del mapa a Israel» y que tenga bombas atómicas para lograrlo. Pero el mensaje va más allá, alcanzando a los gobiernos surgidos de la llamada “primavera árabe”, empezando por el de la Hermandad Musulmana en Egipto.
Se le puede criticar a Obama no haber sido ecuánime en materia de presiones. No puso el mismo vigor en exigir a Benjamin Netanyahu cesar la construcción de asentamientos en Cisjordania y reactivar la negociación para que, de una vez por todas, haya junto a Israel un Estado palestino.
Pero no se le puede cuestionar el respaldo total al derecho israelí a existir con el reconocimiento de todos sus vecinos. En rigor, la historia y la cultura árabe y musulmana no chocan contra ese derecho judío. No existe una razón religiosa para que una cultura que vincula su fe con el territorio árabe niegue tal derecho , dado que Mahoma era de esa raza y nació y vivió en Arabia.
La revolución cultural y religiosa que implicó Mahoma, se nutrió precisamente del judaísmo. El profeta del Islam conoció el concepto de unicidad de Dios cuando, viajando como pastor, tomó contacto con los hebreos en las proximidades de Samaria y Judea.
Con esa buena nueva regresó a La Meca y enfrentó al politeísmo y la idolatría que practicaba su pueblo. De hecho, el propio Mahoma relata que la noche en que el arcángel Gabriel lo llevó en el caballo alado Buragh hasta Jerusalén, pasó la noche rezando en las ruinas del templo del rey Salomón, junto a Moisés y a Jesús.
Por eso, el profeta del Islam nunca predicó contra judíos y cristianos. En la historia del Islam, está el vínculo del judaísmo con la tierra en la que existió su antiguo reino, renacido como república en 1948.