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Las trágicas inundaciones -que provocaron 59 muertos entre La Plata y la ciudad de Buenos Aires- pusieron bajo la lupa la actuación de la clase política durante las intensas lluvias, en el operativo de auxilio a las víctimas y damnificados y por el uso de los dineros públicos.
Los cuestionamientos habían comenzado el martes ante la ausencia de Mauricio Macri, jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires, quien se encontraba en Brasil cuando la tragedia azotó a la Capital Federal; prosiguió el miércoles con los reclamos a la presidenta Cristina Kirchner en su recorrida por los sitios inundados y se intensificó ayer con los insultos a Alicia Kirchner, ministra de Desarrollo Social, y al gobernador Daniel Scioli en momentos en que visitaban a los afectados (juntos en la foto, y Sergio Berni, secretario de Seguridad de la Nación).
Es cierto que es muy difícil afrontar el descontento de miles de afectados por las inundaciones, cuando mucho de ellos han perdido todo, hay 59 personas muertas y se registra una veintena de desaparecidos.
Pero, ¿qué le reclama la sociedad a la clase dirigente?
En primer lugar, que presencia en las horas más trágicas, una respuesta más rápida y más eficaz ante miles de personas que lo han perdido todo, incluso a familiares y amigos. La ayuda tardó en llegar. En la noche del martes se había registrado un muerto; al día siguiente las víctimas fatales se contaban por decenas. Los medios humanos y materiales (gomones, lanchas, automóviles, camiones) fueron insuficientes.
En segundo término, obras de infraestructura para canalizar ríos y arroyos que recogen las aguas ante cada lluvia (sea torrencial o no). El paisaje se modificó por un fuerte desarrollo inmobiliario, que canalizó los ahorros de una sociedad que no confía en depositar su dinero en los bancos. «La mejor inversión es el ladrillo», fue el latiguillo durante años. Con un crecimiento inmobiliario explosivo, no hubo planificación, desagües ni obras para emergencias hídricas.
La bronca de la sociedad hacia la clase política crece ante presión fiscal récord (nunca en la historia los Estados nacional, provinciales y municipales) recaudaron tanto en materia de impuestos, pero esos ingresos no se destinaron a mejorar la infraestructura básica del país y la calidad de vida de la gente. Para este año, Marcelo Capello (IERAL-Fundación Mediterránea) calcula que los ingresos llegarán a 873 mil millones de pesos, con un crecimiento de 28,4% en relación a 2012.
Obras hídricas y mejores transportes terrestre y ferroviario, son las principales demandas.
Varias figuras políticas van a pagar un alto costo político ante un suceso que cambió el panorama en la Argentina.