Por Juan Turello. Por momentos, Argentina suele estar aislada del resto del mundo en...
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Las expectativas políticas de la Argentina estarán puestas hoy en el debate en Diputados del acuerdo con Irán y la audiencia en Nueva York por la deuda en default.
Aunque el gobierno de Cristina Kirchner (en Twitter: @CFKArgentina) lo negó, en la decisión de congelar virtualmente la investigación por el atentado a la AMIA (murieron 85 personas) y enfrentar a la comunidad judía, subyace la intención de fortalecer el comercio con Irán.
En el tema de la deuda están en juego obligaciones que podrían llegar a 43 mil millones de dólares si prospera la demanda del fondo NML-Elliot Management ante los tribunales de Nueva York, donde hoy las partes expondrán sus posturas.
El canciller Héctor Timerman (foto) negó ayer ante los diputados que el memorándum apunte a consagrar el intercambio de «alimentos por petróleo», como sugiere la oposición en sus críticas.
Sin embargo, Néstor Roulet (@NestorRoulet), ex vicepresidente de CRA, demostró en su sitio personal que durante 2012 se comercializaron casi 1,2 millón de toneladas de productos primarios con el régimen iraní, un comercio que va en aumento. «El relato hace agua», sostuvo Roulet. Para la oposición, el kirchnerismo espera recibir a cambio combustibles, luego de que la balanza energética acusara un rojo de 194 millones de dólares en enero último (un mes con consumo muy lejos de la demanda invernal).
Timerman negó que se esté negociando la venta de un reactor nuclear, pero la página oficial de Gobierno que señalaba esa operación, se cayó luego de la fuerte discusión en el Congreso.
A todo esto, la audiencia en Nueva York es clave para evitar que la Justicia norteamericana disponga que de los fondos que dispone el Gobierno argentino para pagar la deuda canjeada en 2005 y 2010, se destine una parte a los tenedores que no ingresaron al canje. Un fallo adverso dispararía nuevas demandas, así como los reclamos de quienes sí canjearon sus bonos y aceptaron una quita, en cambio ahora otro grupo de ahorristas podría cobrar el ciento por ciento de los títulos más los intereses.
Para los analistas internacionales, la Argentina estaría más cerca de perder el caso que de ganarlo. Un fallo adverso complicaría aún más el frente externo y podría colocar al país ante un default.