Por Juan Turello. Por momentos, Argentina suele estar aislada del resto del mundo en...
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Por Eugenio Gimeno Balaguer. Los programas de formación se han centrado casi exclusivamente en los aspectos cognitivos, es decir, el modo en que el conocimiento es compartido entre los miembros de un grupo, al tiempo que descuida la dimensión emocional. Veamos.
Cuando alguien ingresa a un grupo se expone a las emociones de los demás miembros, y es posible que resulte contagiado por ellas. Este contagio social es un tipo de influencia muy poderoso y puede ser consciente o inconsciente. Según la intención y el resultado buscado, la influencia emocional provocará determinadas conductas y actitudes.
Las emociones poseen dos atributos: la valencia y la intensidad.
■ La valencia puede ser positiva o negativa, y así será el contagio que produzca.
■ La intensidad es el nivel de energía con el que se expresa la emoción y se transfiere a otra persona. El conflicto se asocia a la existencia de emociones negativas, que predisponen a la desintegración de un grupo; y el trabajo de equipo, pro contrapartida, a las emociones positivas que refuerzan la unión, la cooperación y la ayuda.
En un grupo, las emociones se transmiten por imitación o por retroalimentación, y el concepto de contagio emocional nos sirve para comprender que las personas no viven en una isla.
No siempre resulta fácil tomar en cuenta lo que antecede, la forma de trasmitir sentimientos es mucho más sutil que la forma de intercambiar ideas. Mientras las palabras suelen ser suficientes para entender una idea, no lo son para comprender un estado anímico.
Aquí fallan muchos programas de formación. Además la dimensión emocional no involucra tanto procesamiento como la cognitiva (evaluación, interpretación, metas y expectativas), ya que generalmente ocurre en un nivel mucho menos consciente y suele basarse en respuestas psicológicas automáticas y espontáneas.
En un grupo las emociones se transmiten por imitación o por retroalimentación, y el concepto de contagio emocional nos sirve para comprender que las personas no viven en una isla, sino que están rodeadas y son permeables a los sentimientos de los demás, los que, a su vez, influyen en sus conductas, actitudes, metas y capacidades.
Lo aplicable a un grupo es extensivo a la sociedad, ya sea en marchas programadas o en simples reuniones y cuando interactuamos con otras personas. La información emocional proviene -en un 55%- de sus expresiones faciales y señales corporales.
Las consideraciones anteriores influyen en las decisiones de las personas y los resultados de sus elecciones que durante este año serán muchas y variadas.