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Miles de refugiados e inmigrantes desembarcaron en las últimas 48 horas en costa europea. La mayoría de ellos son sirios que se movilizaron en busca de asilo, huyendo, a su vez, de cuatro años consecutivos de guerra con la irrupción final del Estado Islámico. Afganos, eritreos y nigerianos también se sumaron a la migración masiva.
Paralelamente a los desembarcos europeos, ayer en las costas de Turquía encontraron sin vida al menos doce personas de origen sirio, entre ellos cinco niños. Los cuerpos eran náufragos de dos embarcaciones que habían salido de la ciudad turca de Bodrum e intentaban llegar a Grecia. La imagen más dolorosa fue la de un pequeño niño muerto sobre la arena. Esta imagen -que recorrió el mundo- reavivó el debate sobre la imparable inmigración a Europa, y qué hace el mundo desarrollado para ayudar a los que huyen de la miseria y la guerra.
Claudio Fantini, reconocido politólogo y periodista en temas de política internacional, dijo en una entrevista radia a Macerlo Longobardi: «es la mayor ola inmigratoria que se da desde la Segunda Guerra Mundial«. En este caso hay dos grandes corrientes: una que atraviesa el Mar Mediterráneo y otra que sale del Oriente ingresando desde el Este. Ver el mapa.
En este caso, el país nórdico se transformó en la otra cara de la crisis que sufre Europa por la excesiva inmigración. Más de 11 mil ciudadanos se ofrecieron a abrirles las puertas de sus hogares a los inmigrantes y descentralizar Grecia, Italia y España de las principales corrientes.
La movida se inició en Facebook a partir de la propuesta de una profesora. Bryndis Bjorgvinsdottir creó un grupo y se puso a la delantera «Soy profesora y podría enseñar al niño a hablar, leer y escribir en islandés y a amoldarse a la sociedad islandesa. Tenemos ropa, una cama, juguetes y todo lo que un niño necesita», publicó. Con ideas similares miles de personas se sumaron y lograron llamar la atención del Ministerio de Asuntos Sociales y Vivienda, con esperanzas de brindar un soporte a la situación actual.