Por Eugenio Gimeno Balaguer. Una de las definiciones de gerencia dice que “el humor es una forma de tratar con personas para alcanzar unos resultados”, y como corolario sentencia: “Una palmada en la espalda dista sólo de unas pocas vertebras de una patada en el trasero, pero está a muchos kilómetros en resultados”.
Aquí introducimos el humor y lo definimos como el genio, índole o disposición del ánimo, especialmente cuando se manifiesta exteriormente. El buen humor es la disposición a mostrarse alegre y complaciente; el mal humor, la aversión natural o accidental a todo acto de alegría y aún de urbanidad y atención.
El humor en gerencia tiene antecedentes en Inglaterra y Estados Unidos, en la inspiración de Thackeray, Dickens, Mark Twain, Chesterton y muchos más.
Es importante para la gerencia valorar las visiones diferentes que son frecuentemente la causa del cambio de humor y buscar las herramientas para crear un clima de entusiasmo, que permita afrontar las dificultades que a veces son minúsculos impedimentos.
Quién no ha cambiado alguna vez su forma ver o enfrentar el día después de asistir o escuchar una interpretación de “Les Luthiers”; de Ariel Tarico; o de escuchar un chiste del “Negro Álvarez” o de Cacho Buenaventura.
Hay “ondas” que estimulan, atraen y consiguen mejores resultados; y hay ondas que deprimen y matan, a veces lenta pero de modo inexorable.
La vida laboral es cada vez más difícil. El buen humor y la risa pasan a considerarse seriamente como una herramienta gerencial eficaz en el trabajo cotidiano, y al igual que un programa radial, convoca a las mejores potencialidades de la gente y se produce un fenómeno que ayuda a tipificar “la onda” que la empresa o el programa tiene. Al comenzar un diagnóstico, a veces pregunto: “¿Qué ‘onda’ tiene su empresa?”
Perlitas
El humor es un valor real en cualquier campo de trabajo y muy importante para la gerencia. Cuando las cosas no son como quisiéramos, la fe, el amor y el humor nos proporcionan la alegría necesaria para seguir adelante.
Como decía Elbert Hubbard: “No se tome la vida demasiado en serio, no saldrá vivo de ella”.