Por Juan Turello. Por momentos, Argentina suele estar aislada del resto del mundo en...
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Por Juan Turello. “¿Cómo vamos?”, es la pregunta del millón. Familias y empresas no encuentran una respuesta definitiva en el bombardeo de opiniones que se lanza a diario, señala el comienzo de mi nota en La Voz del Interior.
El kirchnerismo se refugia en los datos de su gestión y cuestiona la recesión –la economía cae en los últimos meses de este año en relación con períodos similares de 2015-, la inflación y la pérdida de empleos.
¿Qué dirá cuando los números del último trimestre muestren necesariamente datos positivos en relación con los últimos meses de 2015? La comparación será con los peores datos del año pasado. Las cifras del INDEC sobre la desocupación suponen el sinceramiento del desempleo que la anterior gestión escondía detrás de una baja tasa de actividad (personas que están en el mercado laboral).
Algunos representantes del kirchnerismo tienen un discurso desestabilizador, como les enrostró Carlos Reutemann. Se desgarran las vestiduras por el ilegítimo proceso contra Dilma Rousseff, pero en la calle y en los discursos usan el mismo tono que los legisladores brasileños utilizaron para anular el mandato de la expresidenta.
Un botón de muestra: el kirchnerismo, que votó en contra la Ley de Reparación Histórica para Jubilados, propone ahora darles 1.500 pesos mensuales extra para compensar la caída del poder adquisitivo. Un exfuncionario de la Anses ligado al kirchnerismo tiene trabado –vía un amparo- el pago de las sentencias y el aumento de los haberes a 2,4 millones de beneficiarios.
El Gobierno nacional aporta lo suyo. El pass through de la devaluación (traslado a los precios del tipo de cambio) fue mayor al esperado; la inflación provocó una caída del salario real de entre 10 y 12 puntos, según los convenios, y las anunciadas inversiones demoran en llegar.
Mauricio Macri y su gabinete celebran que en agosto el índice de precios subió menos de uno por ciento, aunque esta calma será difícil de mantener desde octubre. En el próximo mes regirá la suba del gas natural a las familias –promedio 203 por ciento-; las naftas se ajustarán 8%; la medicina privada, 9%, y el transporte interurbano en Córdoba, 18%.
Hugo Haime, un consultor vinculado al peronismo, afirma que más del 60%de la población no llega a fin de mes. Otro 30% está ajustado entre sus gastos e ingresos y sólo el 10% conserva poder de compra. Es el núcleo que hoy llena los aviones para visitar las playas del Caribe y el paisaje europeo.
La consultora CCR –que mide el consumo en base a los tickets de mayoristas, supermercados y autoservicios- asegura que la demanda medida en unidades cayó 3% en los siete primeros meses. Sólo se salvaron las golosinas (más 2%). Fue como “darse un gustito” en el frío invierno.
¿Va a repuntar el consumo? CCR anticipa que sí en comparación con los últimos meses de 2015, aunque el promedio anual mostraría una caída del dos por ciento.
La CGT unificada y los movimientos sociales están evaluando un paro general en la primera quincena de octubre. El flamante triunvirato no quiere que las CTA y la izquierda ganen la calle. A los gobiernos no peronistas les resulta difícil contener a los gremios. Alfonsín y De la Rúa dieron fe, aunque ambos –al igual que Macri- son los que más plata pusieron en los bolsillos de los gremialistas. Cristina Kirchner estuvo años sin repartir a las obras sociales los fondos retenidos en la Superintendencia de Servicios de Salud.
¿Esto tiene que ver con la economía? Nadie “entierra” una inversión en una economía que no crece y vive del conflicto social. Ya es tarde para recrear un pacto social con empresarios y gremialistas. La campaña electoral que largará en marzo haría trizas cualquier acuerdo.
Sin consensos mínimos, la falta de certezas genera incertidumbre, que termina por afectar las decisiones de consumidores e inversores.