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El Banco Central debió salir a especificar cuál es el contenido del billete de 100 pesos que lleva la cara de Eva Perón, y amenazó con sancionar a las empresas que no lo acepten, como habían adelantado varios establecimientos comerciales.
La insólita situación que la gente rechace aceptar un billete por temor a que sea falsificado es la contracara de las denuncias de corrupción que involucran a la ex Ciccone Calcográfica, la imprenta privada que fue estatizada en medio de denuncias de tráfico de influencias que tuvieron al vicepresidente Amado Boudou como el principal protagonista. El 72% de los argentinos cree que aumentó la corrupción desde 2011.
En su momento, la presidenta Cristina Kirchner ordenó que el billete con el rostro de Eva Perón reemplazara en forma paulatina al que contiene la cara de Julio A. Roca. Pero hubo denuncias que el papel impreso por la ex Ciccone no encajaba en los cajeros automáticos y que el billete tenía fallas de seguridad. Luego se sumaron las sospechas de una falsificación mayúscula.
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Salvo excepciones, en líneas generales cuando en los comercios aparece un billete con el rostro de Eva Perón es examinado en forma cuidadosa, aunque varios locales optaron por rechazarlo directamente.
Las mismas duda se traslada a los particulares. El que lo recibe por obligación, trata de «pasarlo» rápidamente.
Boudou logró desplazar al juez Rafecas que investigaba la denuncia y al jefe de los fiscales, Esteban Righi, ante la sospecha de que su inacción lo condenaba. Sin embargo, la Justicia puso los ojos sobre el vicepresidente, quien justificó su patrimonio en los viáticos que cobró por el ejercicio del cargo.
Las encuestas de opinión pública sitúan al vicepresidente Amado Boudou entre los tres políticos con peor imagen del país.