Por Juan Turello. El buen momento de la Argentina en los mercados financieros y las palabras de...
El Banco de Córdoba (Bancor) se consolida como una de las entidades financieras más competitiva...
Por Juan Turello. El buen momento de la Argentina en los mercados financieros y las palabras de...
Ante la próxima temporada de verano, que asoma difícil para el turismo local por la baja precio...
Por Gastón Utrera. El Índice de Actividad Económica en Córdoba (IAEC), elaborado por la...
Suscribite al canal de Los Turello.
Por Claudio Fantini (Periodista, politólogo, docente de la UES21, @claudioofantini). Hay tres Joseph Ratzinger, el actual papa Benedicto XV (@Pontifex_es). El primero es el joven y lúcido teólogo alemán, que integró una camada deslumbrante de teólogos vanguardistas…
… junto a Karl Rahner, Henry de Lubac y Hans Küng, entre otros intelectuales que gravitaron fuertemente sobre el Concilio Vaticano II. El segundo es el rígido asesor de Juan Pablo II, que defendió con espíritu tridentino la ortodoxia en la interpretación del dogma. Y el tercero es Benedicto XVI, el Papa que sorprendió al mundo con una renuncia esperada.
La sorpresaes porque ocurrió en días de calma, en los que nada hacía pensar en semejante decisión. Lo esperado es porque el propio Pontífice había planteado, tiempo atrás, que si sentía decaer sus fuerzas, recurriría al capítulo del derecho canónico que permite a un Papa renunciar. Y estaba a la vista que las últimas emboscadas que vivió, como el robo y publicación de documentos secretos del Vaticano, habían abatido a Benedicto XVI.
Este vigoroso intelectual, de pensamiento refinado y profundo, estaba dedicando el último tramo de su larga vida eclesiástica a enfrentar los nudos de corrupción que enturbian el Vaticano. Por eso quedó enfrentado con poderes oscuros, que se abocaron a minar su influencia y a debilitarlo políticamente hasta la escualidez.
Desde su debilidad política, el Papa tomo iniciativas tenues pero claramente contrarias a los intereses de los cenáculos corruptos y oscurantistas.
Por eso el último Ratzinger se parece más al primero que al segundo. De ser así, su renuncia tiene algo de gesta heroica, porque intenta abrir un debate sobre los temas que tanto han debilitado a la Iglesia, a partir de las revelaciones de las últimas décadas, como la corrupción en las finanzas vaticanas y la protección eclesiástica a los sacerdotes que abusan sexualmente de niños.
Las fuerzas oscuras que acosaron durante los últimos años a Benedicto XVI intentarán que el mundo rápidamente se entretenga debatiendo si el próximo Papa será latinoamericano, africano, asiático o europeo. Pero eso no es más importante que indagar la razón y el significado de esta renuncia tan histórica y sísmica. Seguramente, el próximo Papa será más carismático que intelectual.
La pregunta clave sobre el próximo Pontífice es si seguirá intentando desatar nudos de corrupción como, desde la debilidad y el aislamiento, procuraba hacerlo Joseph Ratzinger, quien usó como último recurso su propia renuncia.