¿Quién iba a pensarlo? Perros y  política. En la antesala de las elecciones presidenciales, el marketing político sigue trascendiendo las fronteras imaginarias de los electores. Por caso, ayer, asistimos a la creación de sendos perfiles de «Balcarce», alias «El perrito del PRO», en Facebook y Twitter.  Al cierre de esta publicación, y para nuestra sorpresa, en menos de 24 horas el animal logró más de 9.000 fans y 3.000 seguidores en sus respectivas cuentas.

EY!! ESCUCHEN ESTO!! Tengo más de 1.000 amigos en Facebook en sólo una hora!!! pic.twitter.com/VOdPVr061S

— Balcarce PRO (@ElPerritoDelPRO) junio 15, 2015

«Balcarce» fue adoptado por Mauricio Macri y lleva casualmente el mismo nombre de la calle donde se encuentra la Casa Rosada.

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Vale recordar también al ya muerto «Batuque«, el perro de tres patas adoptado por José Manuel De la Sota. Llegó a protagonizar un spot a finales de 2014, en el cual se rememoraba su historia. La rápida fama de Batuque en las redes sociales se vió interrumpida rápidamente, a principio de 2015, cuando el gobernador de Córdoba comunicó su fallecimiento vía Facebook. «El partió hace unas horas, y nosotros extrañamos su amor incondicional, su alegría, su compañerismo» dice el siguiente post.

No hay que olvidar tampoco a «Nino» y sus momentos con Daniel Scioli. La encargada de fotografiarlos en las vísperas de la última Navidad fue la esposa del actual gobernador de Buenos Aires,  Karina Rabolini.

Una Navidad En Paz Social @danielscioli y Nonito pic.twitter.com/rkQsbRB6js

— Karina Rabolini (@rabolinikarina) diciembre 25, 2014

Mucho antes de Balcarce, Batuque y Nonito, la presidenta Cristina Kirchner mostró publicamente a «Simón» (por Simón Bolívar), el perro que le regaló el hermano de Hugo Chávez. Otros líderes políticos como Barack Obama, François Hollande y Vladimir Putin han utilizado alguna vez las redes sociales para mostrarse junto a las mascotas de su familia, recuerda La Mañana de Neuquén. Para este diario del sur el protagonismo de las mascotas de los políticos no es una ocurrencia argentina, sino una tendencia global que crece para darle un «toque más humano» a las gestiones del gobernante. 

Al parecer los animales de los funcionarios generan simpatía en cierta parte de la sociedad.

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Redacción Turello.com.ar

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