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Por Sergio Mabres. Según investigadores de la Universidad de Oxford, en 20 años casi la mitad de los trabajos de Estados Unidos podrían estar en manos de robots, lo que hace presumir que, en un futuro no muy lejano, podría ocurrir lo mismo en otros países. La tendencia es disruptiva; posiblemente la mayor de los últimos 150 años y ataca a uno de los fundamentos del capitalismo: el consumo.
La transformación generada por los robots podría ser comparable a la producida por la Revolución Industrial; con un resultado positivo (al final) pero con una transición muy dolorosa. La incursión de robots en el ámbito laboral podría generar cambios devastadores para aquellas personas que dependen y se definen por un determinado tipo de trabajo.
Los autores del estudio «el futuro del empleo«, explicaron que la transformación ocurriría en «dos olas» (o etapas).
Comenzaría con la sustitución de personas por robots en trabajos vinculados al transporte (chóferes de camiones por ejemplo), la producción de bienes, la prestación de servicios, la ejecución de tareas administrativas y de ventas, y la construcción.
La tasa de reemplazo se ralentizaría al toparse con cuellos de botella en tareas difíciles de automatizar. Esta «meseta tecnológica» será seguida por una segunda ola.
La velocidad dependerá del desarrollo de la inteligencia artificial. Podría alcanzar a ciertos puestos relacionados a la gestión de las organizaciones y las empresas (gerentes), especialidades (periodistas), ciencia (cirujanos, arquitectos) e ingeniería (programadores y analistas). Por último, se produciría un avance en las artes (pintura y música).
Quedarían fuera de peligro algunas labores educativas (profesores, maestros) y profesionales (psicólogos, masajistas, entre otros).
En fin, esperemos que los expertos se equivoquen, pero si sucede el consuelo será que veremos maravillosos movimientos musicales y artísticos inspirados en el cataclismo económico, así como nuevas e imaginativas formas de destrucción de robots.
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