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Luis Macario es presidente de la Bolsa de Cereales de Córdoba, una entidad que ganó protagonismo en los últimos años con sus definiciones públicas y la capacitación de sus integrantes. Macario estuvo en el programa Los Turello. Sostuvo que «es una falacia decir que el Gobierno le dio todo al campo; sólo se lo equiparó con otros sectores». Qué piensa de la sojización, la ley de bosques y el ‘club del helicóptero’.
Macario es oriundo de General Deheza y proviene de la dirigencia de la Cámara del Maní. Es socio de la empresa agroindustrial Gastaldi Hermanos, cuya actividad inició en 1931 y ahora exporta maní confitería y planchado y recientemente agregó una tercera actividad, que es un emprendimiento para hacer proteínas de soja texturizadas.
-¿El Gobierno le dio todo al campo? ¿Por qué no se grava al campo para darles a los maestros?
-El Estado –en sus diferentes formas- se lleva el 66% de las ganancias, según el último índice FADA. Anteriormente, lo que ocurría era una especie de ‘guerra ideológica’, porque el Gobierno anterior nunca pudo superar la derrota de la (Resolución) 125. Además de pagar todos los impuestos, también estaban los derechos de exportación (retenciones), que es una especie de impuesto a los ingresos brutos. Para graficarlo, de cada tres barcos de soja, uno se lo quedaba el Estado, y con los otros dos había que pagar todos los otros costos. Es una falacia decir que el Gobierno le dio todo al campo, simplemente lo equiparó y lo puso en igualdad de condiciones con los otros sectores.
-Se dice “el campo no derrama”.
-Es un error y bastante discutible. Desde la Bolsa de Cereales se hizo un trabajo -llamado “El aporte del campo a la economía de Córdoba”, del economista Juan Manuel Garzón-, que estableció que 9 de cada 10 divisas que genera Córdoba dependen de la agroindustria; produce el 33% del producto geográfico bruto geográfico (PGB) y 99 de cada 100 empleos. Genera más empleo que la industria automotriz y la construcción. Sólo se ve al productor que siembra, pero hay toda una industria en torno del productor, desde la investigación hasta la cosecha.
-¿Le hizo mucho daño la sojización a los suelos?
-Nunca es bueno el monocultivo. Argentina es tan competitiva en la soja, que a pesar de los derechos de exportación (retenciones) en el orden del 30%, aun en esas condiciones, la soja compite con el maíz, el trigo y otros cultivos estivales. El sector tomó conciencia que no es sólo la sustentabilidad económica, sino también la sustentabilidad ambiental. Al eliminarse los derechos de exportación al maíz, trajo como consecuencia una mayor siembra de maíz, que es indispensable para la rotación de los cultivos; la eliminación de los cupos de exportación al trigo, contribuye al mantenimiento de los suelos.
«¿Si hay temor al ‘club del helicóptero’? Hay un grupo que pretende que el Presidente no termine su mandato. Hay que respetar la institucionalidad, a quienes hemos votado».
-¿Cuál es la posición de la entidad para que se logre una buena ley de bosques?
-Primero, trabajar en forma consensuada con todos los sectores. ¿Si se puede? Se debería poder. Vivimos en democracia, tenemos que aprender a escucharnos unos a otros, y saber que todos podemos tener una verdad relativa. De la combinación de las posiciones, puede surgir algo superador y permanente. El principal problema del debate es que hay un fuerte componente ideológico. Creo que hay fundamentalistas del ambiente, como sería ser fundamentalista de la producción, de la soja. El debate se debe hacer sobre planteos técnicos y científicos, y que no esté impregnado por lo ideológico.
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-¿Hay temor al ‘club del helicóptero’?
–Cuando uno ve la televisión, uno ve que hay un grupo que está haciendo hincapié o hablando como si tuvieran la autoridad moral de quienes hubieran resuelto los problemas, y pretende que el Presidente no termine su mandato. La solución no pasa por el tema económico, lo importante es el mantenimiento de la institucionalidad. Esto significa respetar a quienes hemos votado, para que puedan cumplir su mandato.