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Por Juan Turello. Sin el carisma de Cristina Kirchner, Mauricio Macri acaba de pronunciar, no obstante, uno de los discursos más duros ante el Congreso. Dijo que «la década ganada» no existió (prometió mostrar los datos sobre la real situación de la nación). Además, culpó al anterior gobierno de haber alentado la inflación y cuestionó a un Estado ineficiente, plagado de despilfarro y corrupción, señala mi nota dominical en La Voz del Interior.
Los gritos de los kirchneristas tornaron, por momentos, inaudible sus palabras. ¿A quién le da la razón la sociedad? La consultora de Jorge Giacobbe (un analista identificado con el peronismo histórico) señaló que una encuesta de dos mil casos en el país, mostró que el 71% consideró al mensaje como “bueno” o “muy bueno”. Sólo el 20% lo descalificó. El 68% adjudica el descalabro a Cristina Kirchner.
Puntos a favor de Macri. Pero hay que decir –con todas las letras- que su gestión está aplicando un ajuste, aunque no lo llame así.
¿Cómo debe llamarse que el peso se depreció ante el dólar (cerró a 15,48 pesos) más del 60% desde el 10 de diciembre? ¿Cómo hay que llamar el aumento en las naftas y la electricidad, y los próximos incrementos en el gas y el transporte? Los alimentos subieron más del 15% desde noviembre, pero impuestos y servicios privados – expensas, capacitación extra escolar (idiomas, música, deportes) y cocheras, por caso- superan el 30%.
El despido de empleados públicos tiene que ver con la necesidad de reducir el gasto, aunque no se lo admita. El déficit fiscal alcanzó una cifra récord en 2015, por encima de los 650 mil millones de pesos. El empleo público disfrazó el desempleado privado, apuntó Macri.
Si no es un ajuste, el Gobierno debería explicar las medidas con más claridad. Desde el responsable de las compras en un hogar hasta el gerente de una Pyme no dejan de quejarse por la suba de precios casi semanal. ¿Hasta cuándo aguantará la sociedad?
65% tiene expectativas favorables sobre la gestión de Macri. “Los que tienen capacidad de sobrevivencia, tienen paciencia; abajo es muy difícil”, dice Giacobbe.
De vuelta a Giacobbe: el 65% tiene expectativas favorables sobre la gestión de Macri. “El que tiene capacidad de sobrevivencia, o en dicho en términos más duros, el que come todos los días, tiene paciencia. Abajo, la situación es muy difícil, cuando la mitad de los trabajadores gana menos de 7.000 pesos”, explica.
¿Macri está bajo “fuego amigo? Es decir, los propios empresarios, que fueron los más interesados en un cambio de política económica, son hoy sus principales enemigos al disparar una carrera desenfrenada de precios. Desde 2007, la Argentina tiene una inflación anual de dos dígitos, que la colocó en el podio mundial, aunque Guillermo Moreno y sus sucesores disfrazaran los números del Indec.
La necesidad del “ajuste” (una palabra que no usa el macrismo) no se entiende si no se sinceran el enorme déficit y emisión de pesos que hizo el kirchnerismo. Del otro lado, tampoco hubo una autocrítica de los seguidores de Cristina Kirchner de tales desastres.
La fórmula para volver al crecimiento no es la de Intratables: no escuchándose, tapándose unos y otros con las palabras, comparando peras con manzanas. La gente quiere y espera ideas más claras.