Por Juan Turello. Por momentos, Argentina suele estar aislada del resto del mundo en...
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Por Juan Turello. Mauricio Macri proviene del mundo del fútbol, por lo que sabe que un empate sobre la hora sirve para festejar el resultado, pero que no alcanza para el proyecto que prometió. Más aun cuando las señales que recibieron el mundo y los inversores generaron más incertidumbre que certeza. El Gobierno aprendió de los errores elementales que cometió en el tema Ganancias. Aquí, un repaso de mi nota en La Voz.
1) Elaboró un proyecto a las apuradas para responderle a la iniciativa de Sergio Massa (costo para Alfonso Prat Gay, que “pisó” la promesa de campaña durante 11 meses).
Los trabajadores que pagan Ganancias –unos dos millones de empleados en relación de dependencia- aparecen como los grandes ganadores de la pulseada. Ahora, podrán desgravar el alquiler del grupo familiar (hasta unos 4.000 pesos mensuales), los viáticos, el aguinaldo será calculado en los 12 meses (para evitar los grandes descuentos de junio y diciembre) y el cobro de feriados, días no laborales y horas extras no modificarán la escala por la que el sujeto debe pagar el impuesto.
Lo negativo: las consultoras de recursos humanos ya advierten que una parte de las mejoras para 2017 se contabilizarán como “días feriados”, en connivencia con el empleado. ¿Elusión? ¿Evasión?
La otra zona gris es el cobro retroactivo de un impuesto a las “inversiones especulativas con dólar futuro” en 2015. “Es algo muy difícil de establecer”, reconocieron funcionarios de la Afip durante las negociaciones, pero aceptaron incluir ese texto confuso.
Los grandes ganadores son los trabajadores que pagan Ganancias (y el mayor consumo); las provincias salvaron sus números y para el Gobierno fue un empate, con gusto a poco por los costos que pagó.
Para las provincias, también fue empate, aunque se podría decir que “salvaron un punto” en relación con el polémico texto que elaboraron Massa-Kicillof en Diputados. No fueron aprobados los impuestos a las Lebac y al plazo fijo, que hubieran elevado el costo del financiamiento del déficit provincial, y a la minería, que ponía en duda el principal recurso económico de las provincias cordilleranas. Además, era una pésima señal para los inversores externos restablecer un impuesto que se había anulado hacía seis meses.
“El déficit fiscal del proyecto aprobado es de 50 mil millones de pesos, de los cuales 27 mil millones ya estaban incluidos en el Presupuesto 2017. Unos 10 mil millones serán aportados por el mayor consumo y otros 6 mil millones por impuesto al juego (tragamonedas, casinos y apuestas online). Faltan unos 7 mil millones. Lo que le corresponde a las provincias, el 50% , será afrontado con los ATN, que se constituyen con Ganancias”, resumió un encumbrado funcionario que participó de las negociaciones.
El gobierno de Macri planeaba resignar 27 mil millones y cede algo más de 30 mil millones. ¿Es un buen acuerdo? Sí, el proyecto Massa-Kicillof daba entre 50 y 60 mil millones.
Lo grave es que sigue aumentado el rojo fiscal, que ya igualó al del último año del kirchnerismo. Para evitar una espiral inflacionaria y repetir el caos de Venezuela, el Gobierno optó por financiarse con deuda. La mala noticia es que el crédito internacional es más caro y asoma un escenario internacional complejo en lo económico y geopolítico.
En un año electoral, Macri no va a recortar los gastos. El tema pasa a 2018… y dependerá del resultado electoral.
La actuación de los gobernadores moderados (Juan Schiaretti entre ellos) salvó la gobernabilidad frente a un proyecto que implicaba repartir millones para un reducido grupo de trabajadores (recibirán 84 mil millones entre 2017 y 2017), pero que suponía asomarse al abismo para el resto de los argentinos.
Alcanza para brindar con sidra y pan dulce, pero tiene gusto a poco.