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Por Juan Turello. No fueron buenos días para el gobierno de Mauricio Macri. Medidos en términos futbolísticos, se diría que recibió varios pelotazos en contra. El partido no está terminado, es cierto, pero el resultado parcial no es bueno con un proceso electoral a sólo 50 días, señala mi nota en La Voz. Aquí, un repaso de los datos en contra y a favor.
Los goles en contra: la desocupación trepó a 9,2% en relación con el 7,6% del último trimestre de 2016 (puede haber cuestiones estacionales que justifiquen el mayor desempleo); Argentina no es “mercado emergente”, por lo que por un año más seguirá siendo “fronterizo” para los portafolios de inversores extranjeros; el precio de los granos se depreció, lo que, implícitamente, afecta el nivel de actividad de ciertos sectores y el kirchnerismo demostró que está vivo políticamente.
A favor, la inflación se redujo a 1,3% mensual. La suba de precios de este año será una de las más bajas desde 2009. La actividad económica completó tres trimestres consecutivos de un modesto crecimiento en relación con períodos anteriores. La expansión es de 0,3% en el primer trimestre en relación con igual período de 2016.
Pelotazos en contra para la gestión oficial: desocupación, mercado “fronterizo”, caída en el valor de la soja y la reaparición del kirchnerismo.
Los pelotazos en contra son difíciles de asimilar para el equipo de Macri. La decisión de MSCI (Morgan Stanley Capital Investment) desinfló el valor de las acciones y bonos argentinos.
Quizás, el único que sonríe con esta decisión es Federico Sturzenegger. La llegada de dólares –que se hubiera acentuado con la calificación de “mercado emergente” y por toma de deuda- tornaría más insoportable un tipo de cambio ya atrasado. Un trabajo del Instituto de Economía del CPCE de Córdoba –expuesto por Guillermo Pizarro y Víctor Peralta- advierte “un atraso del tipo de cambio real del 10%, comparable con el que se observaba en noviembre de 2015”.
“La soja no ingresada al circuito representa operaciones pendientes por una cifra que va de entre 1.440 millones a 2.400 millones de dólares, lo que afecta actividades ‘aguas abajo’ de la producción de granos (industrias de transformación) y también a las que dependen de esas ventas (transportistas, comercios, servicios especializados)”, señala un trabajo de los economistas Juan Manuel Garzón y Nicolás Torre (Ieral).
La reaparición del kirchnerismo con un estadio colmado en el conurbano bonaerense pone en duda la fortaleza de las políticas a favor de los mercados de Macri. Más allá de los discursos edulcorados de Cristina Kirchner, su propuesta económica sigue siendo básicamente la de un Estado intervencionista y que controla los negocios privados.
El Gobierno exhibe a favor la contención de la inflación y la modesta recuperación económica por tercer trimestre consecutivo.
El consultor macrista Jaime Durán Barba sostiene que si el Gobierno gana las elecciones (o dicho de otra forma, en la provincia de Buenos Aires) será porque “la expectativa de que vendrá algo mejor supera a la del actual estancamiento económico”. La confianza del consumidor cayó en junio. Su par Eduardo Fidanza (Poliarquía) señala que “Cristina Kirchner puede encarnar el voto bronca” de los sectores postergados.
Uno de cada tres argentinos es pobre y uno de cada tres trabajadores asalariados está “en negro”. En el Gran Córdoba, esos registros trepan al 40% de la población y al 34,6% de los asalariados, respectivamente.
El voto en las elecciones legislativas podría mostrar el mapa de los ganadores y perdedores del modelo de Macri. Hasta ahora, los sectores más dinámicos son el campo, los productores de energía y la intermediación financiera, según datos del Indec. La industria, la construcción privada y los servicios menos calificados afrontan la peor parte.
Dentro de cuatro meses, la elección legislativa puede mostrar esa disparidad económica sobre el mapa de la Argentina. Los argentinos decidirán adónde quieren ir.