Por Juan Turello. Javier Milei finalizó su primera semana de gestión con la aplicación de un severo ajuste, que fue convalidado por gran parte de los economistas, que hoy goza de comprensión en los sectores medio y medio-bajo de la pirámide social, señala mi nota en La Voz.
Los primeros casi 10 minutos del mensaje de Luis Caputo, el martes 12 de diciembre, constituyó una clase didáctica sobre por qué el Estado debe tener equilibrio fiscal y no gastar más que sus ingresos. Lo que viene.
El duro recorte de gastos y la paulatina eliminación de los subsidios al transporte, a la luz y al gas, supondrán un duro golpe al bolsillo.
A ese ajuste habrá que agregar las modificaciones de las leyes sobre Ganancias y Alquileres.
Más allá de que los cambios sean razonables, también suponen un ajuste en los ingresos y, por ende, en los gastos de jubilados y de asalariados.
La eliminación de la fórmula de la Ley de Movilidad Jubilatoria, a cambio de aumentos por decreto, podría significar que los haberes más bajos le ganen a la inflación.
Por contrapartida, un esquema de montos fijos supondría una pérdida para jubilaciones más altas, que se lograron con 30 años de aporte.
La preocupación social está puesta hoy en el precio de los alimentos. El fogonazo inflacionario de las últimas semanas, que comenzó tras el balotaje, impide a miles de familias completar una dieta básica.
Si bien era insostenible el esquema de Precios Justos prohijado por Sergio Massa con fines electoralistas, hay mucha especulación en la escalada de los últimos días.
La suba de precios de 1% diario lleva a un ritmo anual de casi 3.700%, dijo el presidente, quien reiteró que su principal objetivo es “detener la hiperinflación”.
Los mensajes de la oposición sugieren no comprender la gravedad de la coyuntura. No hay autocrítica por el despilfarro y el desorden de la administración de Alberto Fernández.
Orlando Ferreres, al frente de una de las consultoras más respetadas, advirtió en el programa Los Turello que la suba de precios será de 25% en enero y otro tanto en febrero; bajará al 15% en marzo y recién será de un dígito (menor al 10%) en agosto.
La caída en la actividad alcanzará al 2% en 2024, dice, al tiempo que disiente con Milei: “Yo no hubiera cortado la obra pública” . Por esa razón, califica con siete las primeras medidas.
El exviceministro de Economía estima que el dólar oficial convergerá con el dólar libre hacia fin de año, y destaca la buena respuesta de los mercados.
El Banco Central engrosó las reservas en la primera semana en 727 millones de dólares.
El plan sangre, sudor y lágrimas aún no terminó de anunciarse.
Se viene varios proyectos y un decreto de necesidad y urgencia de más de 200 páginas y múltiples desregulaciones.
Con todo, el sector privado recibió un pequeño alivio. “El esfuerzo es transitorio”, le prometió Milei.
El balance no es igual para todos los sectores ni para todas las personas, más allá de que grandes empresarios -Paolo Rocca, por ejemplo- hayan modificado su opinión sobre el jefe del Ejecutivo, al que ve ahora más positivo.
La sociedad le abrió una carta de crédito, que es finita y está vinculada con una baja efectiva de la inflación y que el cercenamiento de privilegios llegue de verdad “a la casta”.