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La Plaza de Mayo es el símbolo del poder en la Argentina. Desde Perón, es el sitio más emblemático de la política. La usaron desde Galtieri (Malvinas, 1982) hasta Alfonsín, Menem, De la Rúa, Néstor y Cristina Kirchner. Pero hacía mucho tiempo que el protagonista no era un gremialista como Hugo Moyano.
La apuesta de Hugo Moyano de llenar la “plaza del poder” en la Argentina es fuerte. En la Plaza de Mayo http://es.wikipedia.org/wiki/D%C3%ADa_de_la_Lealtad, consagrada para la historia el 17 de octubre de 1945, el líder de la CGT tiene el desafío de aunar el reclamo de los trabajadores argentinos (universalizar el pago del salario familiar que ahora alcanza sólo a los que ganan hasta 5.200 pesos mensuales y la suba del mínimo no imponible del Impuesto a las Ganancias); mostrar su capacidad de liderazgo en la central obrera y ser una opción de poder para 2015. Moyano nunca asimiló el destrato que Cristina Kirchner le propinó en las listas de legisladores en la elección de octubre de 2011.
¿Podrá? ¿Qué liderazgo surgirá de esta Plaza de Mayo? ¿La clase media le perdonará sus métodos y su discurso de peronista histórico? ¿Los sectores de izquierda seguirán acompañando a un dirigente que está en las antípodas de muchas de sus posiciones?
El “relato” kirchnerista pierde ahora a uno de sus principales aliados en el camino sindical. La CTA ya se partió entre Hugo Yasky y Pablo Michelli. Los “gordos” (Lescano, Luz y Fuerza; Cavalieri, Comercio; y Martínez, Uocra) como Luis Barrionuevo buscan el calor oficial cuando piensan en cuánto ganan y cuánto pierden si se alejan del oficialismo.
También el “relato” ya se distanció de buena parte de la “burguesía nacional” (los Eskenazi, Jorge Brito) y La Cámpora no pudo hacer pie en la Federación Universitaria Argentina, que seguirá siendo conducida por el radicalismo de Franja Morada.