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El Gobierno nacional pretenden que las paritarias 2013 no tengan un incremento mayor al 20%, como una forma de ir desalentando las expectativas de inflación.
En forma paralela puso en marcha un acuerdo para congelar los precios por 60 días, que genera desconfianza ante la falta de un plan antiinflacionario que acompañe la medida. Ayer, el titular de la CGT oficialista, Antonio Caló, sostuvo que «los acuerdos de precios no sirven» para frenar la inflación y advirtió que no aceptará «un techo en las paritarias».
Sin embargo, detrás del tope salarial y de los porcentajes se esconde una realidad absolutamente distinta en cuanto a los valores absolutos (o pesos) que los trabajadores llevarán a sus bolsillos, más allá que en varias marchas los gremios aparezcan unidos en sus protestas (foto).
Por caso, un suba de casi 22% en las dietas de los diputados y senadores nacionales, supone un aumento de 6.500 pesos en el bolsillo. En cambio, una mejora del 17% para los docentes sólo mejorará el haber testigo en todo el país en menos de 500 pesos. Los gremios del magisterio pidieron una mejora del 30%, que apenas supondría que el maestro embolse 840 pesos más que un año atrás.
Las diferencias entre porcentajes pueden ser pequeñas por parte de los sindicatos que participan en la discusión, por caso del 20 al 22%, pero en valores absolutos esas «pequeñas diferencias» son enormes, en función del sueldo que se toma como base para aplicar el incremento.
En Córdoba, el caso más emblemático son los trabajadores de la Municipalidad de Córdoba que en enero último, en función del pago de deudas atrasadas, cobraron 18 mil pesos promedio, teniendo en cuenta el salario, más las contribuciones patronales y otras erogaciones. Todo un récord. Según Damián Bizzi, vocero del gremio (Suoem Córdoba), el incremento de 2012 osciló entre 26/27%, porcentaje que podría repetirse este año, con un fuerte impacto en las arcas municipales.