Por Juan Turello. Por momentos, Argentina suele estar aislada del resto del mundo en...
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Por Juan Turello. Javier Milei y la oposición protagonizan duras peleas y defienden a rajatabla sus posiciones, tras el fracaso de la ley ómnibus. La caída del proyecto tendrá un impacto negativo sobre la economía, señala mi nota en La Voz. La revancha del presidente no se hizo esperar: la quita de subsidios al transporte del interior golpeará a los bolsillos de los usuarios y acrecentará el malestar de gobernadores e intendentes.
La peleas políticas le pegan de lleno a los argentinos, que ya han sufrido aumentos de 100% al 200% en alimentos, en combustibles, en alquileres, en la matrícula y en las cuotas de los colegios privados, en la canasta escolar, en la medicina prepaga… y sigue una larga lista.
No se sabe hasta dónde se extenderá la ira de Milei y cuáles serán las medidas que se conocerán cuando regrese al país.
Por lo pronto, ya publicó en la red X (ex Twitter) un mensaje en hebreo, que remite a un párrafo del libro del Éxodo, incluido en el Viejo Testamento, que forma parte de la Biblia.
Allí, recuerda que Moisés bajó del monte Sinaí dispuesto a destruir el “becerro de oro” que adoraban sus seguidores, alejados de Jehová, el dios en el que creía el pueblo judío que había salido de la esclavitud de Egipto.
¿Los 11.500 millones de pesos que el Gobierno nacional envió a las provincias en 2023 en subsidios al transporte es uno de los “becerros de oro” que destruirá cuando “baje” a la Argentina?
El ministro de Economía de la Nación es uno de los más enojados con las posiciones que asumió Martín Llaryora durante la extenuante discusión de la “ley de bases”.
“Caputo está molesto con Llaryora”, resumen ante este medio fuentes que conocen el pensamiento del Gobierno nacional.
El ministro le achaca numerosas idas y vueltas en sus posiciones. “Siempre volvió para pedir más fondos, pese a que dice que tiene superávit en las cuentas provinciales”, señalaron los confidentes.
Y enumeran: primero fueron las retenciones a los granos, a las economías regionales y al sector metalmecánico; después, la eliminación de cinco privatizaciones locales y los fondos para la Caja de Jubilaciones.
La gota que colmó el vaso, según el relato oficial, fue pedir la coparticipación del 21% del Impuesto País.
Llaryora se defiende al recordar que su promesa de campaña y al asumir la gobernación, fue la defensa irrestricta de los sectores productivos de Córdoba, por encima de la aspiradora inagotable de la Nación para apropiarse de recursos que genera Córdoba.
Y recuerda dos botones de muestra: José Manuel De la Sota y Juan Schiaretti se enfrentaron -en sus respectivos mandatos- a las autoridades nacionales por las retenciones al campo, que se llevan de la provincia unos 3.500 millones de dólares anuales.
“Esos fondos no vuelven nunca, porque la poca obra pública que la Nación hace en Córdoba está parada”, se queja Llaryora, que suele citar como ejemplo la interminable autovía de la Ruta 19.
El destrato de Milei a gobernadores y opositores no tiene justificación. La embestida contra la diputada Alejandra Torres y su pareja Osvaldo Giordano, quien finalmente renunció a sus funciones, rompe todos los códigos de respeto a la mujer y a las personas, más allá de sus posiciones políticas.
Las ventas minoristas cayeron 12,8% en enero en Córdoba, según la Federación Comercial (Fedecom). Son 20 meses de caídas interanuales consecutivas.
Nadie tiene certezas sobre cómo terminarán estas peleas. Quizás el único dato válido sea el golpe al bolsillo que sufren consumidores y usuarios.
Varios interrogantes aún no tienen respuestas contundentes: ¿cómo se logrará el déficit cero, el achique en el Estado y la anunciada recuperación de la economía?
El delicado cuadro social que generan la alta inflación y la pobreza no da lugar para desvaríos ni oposiciones irracionales.