Por Juan Turello. Por momentos, Argentina suele estar aislada del resto del mundo en...
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Por Juan Turello. Desde hace tres años, los salarios de los ocupados pierden frente a la inflación. No son los únicos perdedores de una economía que en junio finalizó un trimestre de retroceso en comparación con los primeros tres meses del año. La caída real de los salarios de trabajadores registrados, informales e independientes es de 22,2% si se compara el primer trimestre de este año con igual período de 2018, en base a datos del INDEC, señala mi nota en La Voz.
Si se quiere una comparación más reciente, el índice de salarios tuvo en abril un incremento interanual de 36,7%, casi 10 puntos porcentuales por debajo de la inflación de 46,3% de los últimos 12 meses.
El Gobierno nacional y el de la provincia de Buenos Aires inundan de subsidios a los sectores más vulnerables. Los gremios se encolumnan detrás del derrotero oficial, lo que explica la falta de una protesta más visible en las calles.
El último bono-beca anunciado es para estudiantes que no terminaron el secundario, que ahora recibirán $5.000 mensuales entre agosto y noviembre para finalizar el ciclo medio.
El bono-beca para estudiantes secundarios tiene todas las connotaciones de un proyecto electoral, al igual que el de las zonas frías del gas natural.
En Totoral, al norte de la provincia, hubo temperaturas de 10 grados bajo cero durante las recientes heladas. Ese departamento, así como Punilla, Minas y San Alberto no son beneficiarios de la nueva norma, que sí alcanza, por contrapartida, a los de las zonas más ricas del sudeste cordobés. Ahí, el kircherismo perdió en 2019.
En el reparto de subsidios, también hay perdedores y ganadores.
El malestar social aparece en las encuestas cualitativas que reflejan falta de confianza en el Gobierno y bajas expectativas.
El descontento es visible respecto a Alberto Fernández. Hubo protestas en los actos públicos realizados en Pergamino (Buenos Aires), Arroyito (Córdoba) y Salta.
La oposición, que participará de una protesta nacional el 9 de julio, le adeuda a la sociedad una autocrítica sincera sobre los errores económicos de la gestión de Mauricio Macri.
Un Estado insaciable de recursos se hizo en los últimos días de los trenes de carga y del control de la hidrovía Paraguay-Paraná, por donde fluye más del 80% de las exportaciones agroindustriales de la Argentina.
El comercio exterior de granos y la medicina privada, que administran recursos millonarios, están en la mira de esa sed insaciable de un Gobierno que necesita fondos para mantener sus políticas de asistencia, mientras se desmorona el sector privado.
Miles de empresas industriales y de servicios cerraron sus puertas por la caída de la economía, agravada por los efectos de la pandemia del Covid-19.
La Federación Comercial de Córdoba señaló que en el primer semestre cerró el 7% de los locales, con números más graves en las ciudades turísticas: 15%, en Mina Clavero y en Cosquín; 8% en Villa Carlos Paz.
Las ventas minoristas retrocedieron 8,3% en junio. El comercio es uno de los grandes perdedores en este contexto.
La agroindustria le entregó al Estado más de 16.600 millones de dólares en el primer semestre. Pese al poder de fuego del Banco Central, los dólares financieros y el blue se volvieron a despertar.
Las divisas serán escasas en el semestre que se inicia y el Tesoro deberá enfrentar la bola de nieve creada por la deuda en pesos.
Mientras, oficialistas y opositores bailan la danza de las candidaturas en la cubierta del Titanic, la sociedad está inquieta por el rumbo del barco.
Preocupan la falta de señales y reglas claras para las exportaciones, las inversiones y un consumo sustentable, más allá del festival de pesos que augura la campaña electoral.