Junto a las señales positivas de la economía en las últimas semanas, en especial, en el mercado...
Por Juan Turello. El buen momento de la Argentina en los mercados financieros y las palabras de...
El Grupo Sancor Seguros fue nuevamente protagonista en los Premios Prestigio al lograr...
Suscribite al canal de Los Turello.
Por Juan Turello. Alberto Fernández recorre ciudades en un “tour de anuncios de inversiones”; firma un acuerdo fiscal con las provincias que es un incumplimiento del compromiso refrendado hace sólo tres años y se lanza a la epopeya de vacunar a la población antes que en los grandes centros de producción mundial del antídoto.
Pero, ¿qué sucede en realidad con las palabras y la gestualidad del Presidente? Hay críticas por un doble discurso y porque el verdadero poder lo ejerce Cristina Kirchner. Sus gestos o una carta suya provocan un terremoto político, señala mi nota en La Voz.
La CGT salió entusiasmada del almuerzo en Olivos porque “el presidente dijo que va a estudiar el pedido de que no se corte el IFE ni el programa ATP”, dijeron sus interlocutores. A las pocas horas, el ajuste fue ratificado sin ninguna enmienda.
Envió al Congreso un proyecto para ajustar las jubilaciones, con aumentos semestrales, sin considerar la inflación. La vicepresidenta le corrigió la pluma de inmediato. Los aumentos serán trimestrales y se volverá a la fórmula que Cristina Kirchner usó en su último mandato.
¿Qué dijo el Presidente? Que él había puesto en marcha los cambios al proyecto, luego de que su equipo aprobó otro esquema, tras vanagloriarse del “ahorro” de más de 98 mil millones de pesos este año.
El Gobierno destacó que hubo un “ahorro” de $98.000 millones en el pago a los jubilados. La gran mayoría cobra un haber mensual indignante: 19.053 pesos.
La eterna lucha de los jubilados es para que la plata les permita una adultez digna. El Gobierno no está dispuesto a remover los grandes obstáculos para que eso suceda: mayor cantidad de aportantes previsionales, con cambios en las leyes laborales; el no uso político del Fondo de Garantía de Sustentabilidad de la Anses y que las moratorias sean afrontadas con plata del Estado, entre otras acciones.
El Gobierno luce desesperado por un rápido acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que ahora aparece como una “garantía” del plan económico luego de las duras críticas y marchas que el kirchnerismo y los actuales funcionarios realizaron contra el organismo.
La llegada de Joe Biden a la Casa Blanca no será un alivio inmediato para las necesidades de la Argentina, que deberá lidiar con la postura del delegado de Estados Unidos, Mark Rodes, designado por Donald Trump. Lo de Felipe Solá es un papelón o es en realidad lo que piensa el Presidente.
Hasta Angela Merkel, a quien semanas atrás Alberto Fernández había elogiado, le exigió que dé “una clara señal política” de que va a respetar a los mercados. En una economía capitalista, esto implica respeto a la propiedad privada, sin intervencionismo del Estado.
Las inversiones se radican cuando el Gobierno alienta al capital privado y las leyes de juego no cambian en cada discurso.
La pelea por la coparticipación del peronismo -incluidos los representantes de Juan Schiaretti- con la Ciudad de Buenos Aires es, en definitiva, una discusión sobre quién se queda con la plata de los 53 mil millones de pesos que se le recortaron hasta el 30 de noviembre.
Es una pelea por una mayor porción de la torta que, por ahora, va a la provincia de Buenos Aires, que recibe 20% más de recursos que en 2015.
Los precios se despertaron del letargo de la pandemia y se mantendrán por encima del 3% mensual hasta marzo, aun sin el descongelamiento del dólar ni de las tarifas, según proyectan analistas.
La plata será insuficiente en el bolsillo de los consumidores, en especial, de los que tienen ingresos fijos: asalariados y jubilados.
La pobreza ya afecta a casi 20 millones de argentinos. En Córdoba, ocho de cada 10 trabajadores tienen ingresos mensuales menores a 40 mil pesos.
En términos reales, los salarios acumulan 31 meses consecutivos de caída interanual. A nivel país, en septiembre, el haber promedio estaba 2,4% por debajo en comparación con igual mes de 2019; 9,1% contra septiembre de 2018; 19,9% menos que en 2017 y 20,5% abajo contra 2015, según especialistas en temas laborales.
En palabras simples, en cinco años, los salarios perdieron un quinto de poder de compra.
Las inversiones, que ayudarán a corregir la pobreza y el desempleo, no se piden; se radican cuando el Gobierno ofrece seguridad jurídica y las leyes de juego no cambian en cada discurso.