Hasta ahora no hubo voces críticas dentro del kirchnerismo al «nuevo estilo» de la administración de Cristina Kirchner, cuya imagen crece en los sondeos pese al segundo plano en la gestión. Pero no todos están convencidos del comando de Jorge Capitanich.

El jefe de Gabinete defiende una relación armónica con la Iglesia Católica, a la que le reconoce su influencia dentro de la sociedad argentina. El Gobierno aceptó varios de los cambios que propuso en el nuevo Código Civil y Comercial, y decidió postergar su aprobación definitiva hasta marzo, cuando habrá un nuevo debate.

Capitanich, sus hijas y la madrina, junto a Cristina Kirchner / Fuente: www.perfil.com

■ La relación de Capitanich con la Iglesia mereció ayer una dura respuesta -en forma implícita- por el periodista Horacio Verbitsky, el más crítico del rol de la jerarquía católica y del papa Francisco durante la dictadura. El título de tapa del diario Página 12 fue «La cruz y la picana». 

■ Miguel Ángel Pichetto, el jefe del bloque de senadores del kirchnerismo, dijo que no estaba de acuerdo con el nuevo Código Civil y Comercial, pero que lo había votado por «disciplina partidaria».

■ El analista Joaquín Morales Solá señala en su comentario dominical en el diario La Nación que «el cristinismo radicalizado toma distancia. Ni el discurso ni la acción del Gobierno lo conforman».

¿Qué no gusta?

■  El acercamiento a la Iglesia Católica. Ya sea por ideología o porque molesta su prédica, los sectores duros del kirchnerismo rechazan este vínculo, cuya cara más visible es la de Capitanich. La nota de Verbitsky es la mejor demostración.

■  El acuerdo con Repsol. Se había prometido no pagarle «ni un centavo», y al final la cuenta puede resultar cerca de U$S 8.000 millones si se suma la indemnización y los intereses del bono a 10 años. No hubo denuncia por «vaciamiento» y «daño ambiental», como se anunció al expropiar la empresa a los españoles. «Capitanich es un buen CEO para el país», dijeron los grandes empresarios nacionales. 

■  La llegada de Chevron y el posible ingreso de otras multinacionales del petróleo en Vaca Muerta-Pemex, Basf- va en contra de la prédica kirchnerista de que una «empresa estatal esté cargo de la explotación de los recursos naturales» del país.

■ La vuelta al endeudamiento. Capitanich lo anunció para obras públicas, pero todo el mundo sabe que es por necesidad de dólares en las reservas del Banco Central, que en las últimas semanas se redujeron entre 100 y 150 millones diarios.

■  El acuerdo con el FMI para fijar una nueva medición a través del Índice de Precios al Consumidor nacional urbano (IPCnu), que también supone la inspección de las cuentas oficiales.

■  El pago de juicios en el Ciadi y el acuerdo con los fondos buitre, tras perder el juicio de los holdouts en Nueva York.

¿Soportará el kirchnerismo duro estos cambios o producirá algún tipo de reacción política y social?

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Redacción Turello.com.ar

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