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Por Rosa Bertino (Periodista especializada en temas de Espectáculos). Días atrás, un colega nos preguntaba, muy seriamente, por qué “le damos mucho más bola a Maradona y el sainete de la novia embarazada” que a lo que estaba ocurriendo en Ampliación Ferreyra.
La inquietud…
… venía más por el lado del público que de los medios, que sí prestaron atención a los hechos que sacudían a la periferia cordobesa.
Hace más de una década, a ese barrio se mudó la mayoría de los habitantes de una “temible” villa, la de «Los 40 Guasos». Hoy, la villa sigue donde estaba, y también las broncas internas. Se podría decir que la marginalidad y la violencia se han intensificado. Tanto como para que la muerte de dos jóvenes terminara en el incendio de uno de los autos que provocó el accidente; el ataque al domicilio de los supuestos homicidas preterintencionales y a la propia comisaría.
La comisaría de Ampliación Ferreyra es un acto fallido. Alguna autoridad supuso que lograría mantener la ley y el orden en el lugar. Pero las cámaras mostraban cómo los pocos “canas” intentaban protegerse de lo que parecía una «intifada» palestina.
Volviendo a aquella excelente pregunta, se la planteé a un grupo de estudiantes de periodismo. “¿La culpa es de la tele, no?”, aventuró una rubiecita rebosante de teorías de Derrida, Ramonet y semiótica posmoderna.
Pues no. La tele no tiene “la culpa”, aunque saque tajadas de la situación. La tele no lo inventó a Maradona, ni la tendencia a “novelizar” la vida de los ídolos de carne y hueso. Además, “el 10” es el tipo ideal, para entretener a las fieras. Hace poco emitió un comunicado admitiendo la paternidad del niño de Verónica Ojeda (en la foto cuando todo era dulce amor), pero tomando distancia de ésta y de su enfurecida ex esposa Claudia Villafañe. Refrendó el amor por sus “nenas”, Dalma y Yanina, aunque están grandecitas y sería hora que la corten con el padre. Ni Alberto Migré lo hubiera hecho mejor.
Es obvio que los medios masivos se guían por el rating. Y el público les suele dar la razón. Las escuelas e institutos de comunicación social podrían ser más pragmáticos. En Ciudad Evita y Ampliación Ferreyra hay material suficiente para una telenovela o un documental. Sólo falta hacerlo, aunque eso implique ir y enfrentar la realidad sin (vetustas) teorías de por medio.