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Por Juan Turello. Sergio Massa realizó tour de anuncios: en una semana, desplegó más de una veintena de medidas, que tienen como objetivo final colocarlo en el balotaje presidencial, luego de la primera vuelta del 22 de octubre. Pese al esfuerzo (y “a la desesperación”, agregan los críticos), el “plan platita” puede fallar. De todos modos, los billetes que llegarán a los bolsillos de trabajadores, jubilados y beneficiarios de planes sociales serán bienvenidos, ante una nueva corrida en los precios, señala mi nota en La Voz.
La inflación de 12,4% en agosto fue un mazazo para la estrategia de Massa, quien buscó un culpable (el FMI, obvio) para ocultar los desaciertos de las políticas oficiales.
Lo más preocupante del dato de agosto (12,4%) fue la suba de los alimentos, por encima del 17%.
Ahora, Economía difundirá semanalmente su propia medición de la inflación, más allá de la que cada mes revele el INDEC. La primera semana de este mes dio 2,1%, con base en la meseta de los precios de la carne.
Guido Sandleris, extitular del Banco Central, ya había previsto una inflación de 180% para este año al disertar en la Bolsa de Comercio de Córdoba.
El mismo pronóstico por parte del economista Miguel Ángel Broda, sacudió el auditorio donde lo escuchaban 700 asistentes al Coloquio de la Unión Industrial de Córdoba (UIC).
Broda calificó a Massa de “piromaníaco”, algo así como que el titular de Economía intenta apagar con nafta la espiral de precios.
Las proyecciones sobre la inflación de los próximos meses no son alentadoras.
La presidenta del Consejo Profesional de Ciencias Económicas (CPCE) de Córdoba, Teresita Bersano, sostuvo que las medidas son “parciales y peligrosas”.
Los dardos de los economistas apuntan a que en forma simultánea con el hecho de que el Estado perderá una recaudación de más de ¡tres billones de pesos!, debieron anunciar recortes en el gasto público.
Nada de eso: el plantel de empleados aumenta todos los días y hay gastos sorprendentes, como la compra de frazadas por parte de Desarrollo Social en los meses más cálidos del año y la compra de más de 600 camionetas por parte de la empresa de agua (Aysa).
La célebre frase “puede fallar” fue pronunciada por el carismático mago Tu Sam cuando incluía a su hijo en pruebas de riesgo.
Hoy, esa definición es replicada por economistas que observan la fuerte pérdida de recursos del Estado. Vale insistir: ¡más de tres billones de pesos!
El candidato-ministro no cede en su apuesta. A la pérdida de ingresos, le agregó otro gasto: sorteará automóviles, motos y electrodomésticos.
Massa, que venía de alentar los proyectos de desarrollo del llamado “Norte grande”, descalzó a las provincias con dos de sus medidas: la reducción de Ganancias y el reintegro por “Compre sin IVA”.
¿Por qué puede fallar “el plan platita”? Porque cuando la plata llegue al bolsillo de los beneficiarios podría quedar licuada con la inflación, es decir, que no alcance para la compra de un alimento o de un bien.
Ganancias e IVA son coparticipables. El Impuesto a las Ganancias se distribuye el 58% entre los 24 distritos, mientras que el Estado nacional se queda con el 42%.
Osvaldo Giordano, ministro de Finanzas de la Provincia, estimó que, según datos oficiales, Córdoba perdería ingresos 49.439 millones de pesos en un año, por la baja en ese tributo.
Un cálculo lineal indicaría que en el último trimestre de este año, la Provincia resignaría una coparticipación de más de 12 mil millones.
Algo así como Massa haciendo de Papá Noel con la plata de los distritos más pobres del país (el «Norte grande», por caso), a los que les había prometido, horas antes, fondos para el desarrollo y el crecimiento.