Por Juan Turello. En mi nota del domingo en La Voz del Interior, comienzo señalando que la protesta del #18A, el mayor reclamo social contra Cristina Kirchner, tuvo un eje convocante: la defensa de la Justicia, e incluyó fuertes críticas a la…
… inseguridad (la bandera de la primera gran marcha el 13 de septiembre de 2012, 13-S), la inflación (el reclamo predominante del 8 de noviembre, 8-N) y a la corrupción.
La gente defiende a la Justicia como el último gran escudo que la puede proteger de un Estado omnipresente, pero débil en su capacidad de respuesta, y que ahora pretende también limitar los planteos de familias y empresas ante los tribunales.
La contracara de las críticas a la corrupción es el estancamiento de la economía (sólo creció 0,7 por ciento en el primer trimestre, según Orlando Ferreres). La queja por la corrupción aparece cuando la plata no alcanza en el bolsillo; antes, se la tolera. El fenómeno sucede ahora como pasó al final de la década menemista.
Los sueldos y las jubilaciones rinden cada vez menos, pese a que la inflación parece haberse estacionado en un rango de 24/25 por ciento anual. La expectativa es más alta: la sociedad espera una suba de precios del 30 por ciento para los próximos 12 años, según la encuesta de la Universidad Torcuato Di Tella. Las pancartas por el 82 por ciento de los jubilados muestran que los sueldos no cubren el costo de vida.
Hace rato que los empresarios hablan de la inflación. “Tenemos un enorme problema de competitividad”, señaló a La Voz del Interior Cristiano Rattazzi, titular de Fiat Argentina y de Adefa. Y dio un plazo: si no se soluciona hacia fin de año, podemos perder mercado en Brasil a manos de México y Corea. En marzo, se fabricaron 79.031 vehículos, de los cuales se exportaron 59.031 (el 87,5 por ciento fue a Brasil). “La inflación argentina sólo es superada por Venezuela y Sudán”, completa Rattazzi.
¿Qué hará Cristina Kirchner ante los reclamos?
Ya demostró que los ignora: durante la marcha envió más de medio centenar de mensajes a través de la red social Twitter sin mencionar a la multitudinaria movilización y ordenó a sus senadores seguir adelante con la reforma judicial pese a la protesta instalada en la puerta del Congreso. La apuesta será seguir con la emisión para poner más dinero en la calle. Esto retroalimenta la inflación y la escapada al dólar blue, otra vez refugio del argentino común. El viernes cerró a 8,63 pesos, 67 por ciento por encima del oficial (5,17 pesos).
No habrá respuestas en lo inmediato para la marea humana.