Por Juan Turello. Por momentos, Argentina suele estar aislada del resto del mundo en...
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Por Juan Turello. El kirchnerismo, señalo en mi nota en la La Voz del Interior, compara la actual coyuntura con los números de la crisis 2001-2002 para hablar de “la década ganada”, pero esos indicadores se vienen deteriorando en los últimos años. Veamos.
El economista Gastón Utrera lo grafica así:
■ 1° Período (2003-07): el crecimiento y la inflación fueron, en promedio, del 8,8% y 13,3%, respectivamente, mientras que la competitividad cambiaria (medida contra Brasil) subió 29,4%.
■ 2° Período (2007-13): fue muy diferente: el crecimiento y la inflación fueron del 5,4% y 21,8%, mientras que la competitividad cambiaria cayó 34,4%.
Este cambio determinó que el 70% de la sociedad tenga hoy una sensación generalizada de “pesimismo”, según Sergio Berensztein, de la consultora Poliarquía. El Índice de Expectativas Económicas cayó 6,6% en abril y el de Confianza del Consumidor, 5,5% en mayo, según la Universidad Torcuato Di Tella.
El panorama se complica aún más si se usan los datos reales de inflación –23,6% interanual a abril (“Inflación Congreso”)–, lo que determina otros resultados en relación al crecimiento real y los indicadores de pobreza e indigencia. Para el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina, el 26% de los argentinos es pobre, en tanto casi cuatro de cada 10 niños y adolescentes no tienen los alimentos ni servicios imprescindibles para crecer.
En sólo tres meses se perdieron 255 mil empleos. Si se compara el primer trimestre de 2013 con igual período de 2012, 85 mil argentinos dejaron de buscar trabajo y más de 170 mil pasaron a engrosar las filas de desocupados, que ahora suman 1,3 millón. De nuevo, si se compara con los años de la crisis, el empleo creció y hay menos desempleados, pero esa realidad comenzó a modificarse en el último año.
La emisión monetaria volcó desde 2007 en adelante un chorro de plata al mercado, que generó una demanda que no pudo ser atendida porque la producción ya había alcanzado el uso posible de la capacidad instalada. Y la inversión fue insuficiente. La mejor postal para reflejar esta situación es que los argentinos que viajan a Miami compran valijas y las llenan allá porque “todo es más barato”.
La inflación provoca pérdida de competitividad y reduce los márgenes de rentabilidad hasta el extremo de que varios industriales cordobeses ya se plantean si les conviene tener las puertas abiertas. El sector sólo mejoró 0,1% en abril sobre marzo, según el Indec. “La economía se está acercando a una crisis”, advierte el 78% de los industriales metalúrgicos.
El gobierno de Cristina Kirchner pondrá en la calle 5.200 millones de pesos de aquí hasta fines de octubre en base a los aumentos de la Asignación Universal por Hijo, las asignaciones familiares y sociales. A ese monto, se sumarán los “sueldos nuevos” en función de los incrementos acordados en las últimas paritarias.
La “primavera” que vivirá el consumo entre agosto y octubre le permitirá al Gobierno mostrar números positivos, ya que la comparación será contra los meses recesivos de 2012.
Ese buen momento será sólo un oasis si el equipo económico no frena una emisión que crece al 36% en relación a un año atrás; si la política cambiaria no corrige la apreciación del peso (en términos reales) y si el Estado no ajusta sus gastos a los ingresos, sin sumar las «utilidades creativas» que provienen del Banco Central y de la Anses.
Gustavo Grobocopatel, llamado el rey de la soja, advirtió que pese a los precios récords en Chicago no “queda resto” para invertir a partir de una presión tributaria que se lleva el 80% de los ingresos.
El fervor por la década cumplida debe dar paso a la tarea de corregir las inconsistencias que presenta el modelo.