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Por Juan Turello. “¿Cuándo van a dar buenas noticias?”, me preguntó una asesora en comercio exterior, preocupada por la coyuntura y ante la posibilidad de que el Gobierno hubiera falseado también las estadísticas del sector, recuerdo en mi nota dominical en La Voz del Interior.
La que expresó es también es una inquietud similar para millones de personas, que acaban de atravesar uno de los peores trimestres en materia de consumo, y angustiadas ahora porque el ajuste comienza a golpear al empleo.
El gobierno de De la Sota salió a apagar el incendio que se insinuaba: dispuso que la tarjeta del Banco de Córdoba financie en 20 cuotas a los comercios (las ventas bajaron 8,1% en marzo) y prepara para mayo un plan de créditos personales (no prendarios) destinados a los autos, motos y maquinarias agrícolas que se fabriquen en la provincia, una especie de “Compre Córdoba”. ¿Incuirá a los camiones Iveco, cuyas playas de estacionamiento están saturadas de unidades? El resto de las tarjetas ya salió a ofrecer 12 y hasta 24 cuotas para electrónicos y electrodomésticos.
El consumo se recuperará este trimestre (suba salarial, planes largos de tarjetas y “Compre Córdoba” para autos, motos y maquinaria agrícola).
Esos incentivos, más el cobro de subas salariales en mayo y la eliminación del impuesto a las ganancias desde julio para las familias tipo con ingresos superiores a 19 mil pesos, empujarán el consumo. La buena cosecha de soja dejaría a los productores 30.504 millones de dólares, calcula Néstor Roulet, ex titular de Cartez. “Pero el productor será muy medido en sus gastos”, contrapone.
El economista Dante Sica advirtió a los exportadores cordobeses que la clave para entrever qué sucederá con el dólar es conocer “la hoja de ruta” que adoptará el Gobierno. En su opinión, la gestión de Cristina Kirchner carece de ese instrumento que aportaría certidumbre, ya que no está claro qué hará con el gasto público.
El Banco Central ya hizo que lo que tenía que hacer en materia cambiaria (devaluó fuerte) y monetaria (subió la tasa y retiró pesos del mercado), pero el kirchnerismo no achica el gasto público, que subió 40% en el primer bimestre.
“Más gasto supone más emisión para financiar al Tesoro, ello sigue empujando la inflación, que deteriora el tipo de cambio para exportar”, graficó Sica. Está claro: Cristina Kirchner no quiere perder apoyo político para su proyecto pos 2015, pero esa decisión complica a la economía.