Por Juan Turello. Por momentos, Argentina suele estar aislada del resto del mundo en...
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Por Juan Turello. La sociedad está en shock: Alberto Fernández cometió presuntos actos de violencia de género e infidelidad hacia su pareja Fabiola Yañez durante su mandato, además de estar acusado de hacer negocios con los reaseguros en el Estado.
Argentina acumula un largo historial de default de la deuda pública y de transgresión de normas internacionales. Ahora, agrega el doble discurso de un expresidente en sus actos oficiales en relación con su vida privada, señala mi nota en La Voz, como antesala de la situación económica y la decisión de Córdoba de adherir al RIGI.
“Es un papelón mundial», dijo un empresario que acababa de escuchar el pedido de un calificado funcionario para alentar las inversiones en Córdoba.
La Región Centro -con Martín Llaryora a la cabeza– quiere que los proyectos que facilita el RIGI no pasen de largo.
De todos modos, la decisión de enterrar U$S 200 millones sólo podría realizarse en Córdoba a través de una terminal automotriz o de una gran compañía agroindustrial.
Ambas iniciativas no aparecen como factibles en el horizonte inmediato. Esos fondos apuntan a iniciativas energéticas (gas en Vaca Muerta, principalmente) y a la minería.
El registro de una inflación de 5,1% en la Ciudad de Buenos Aires es una alerta sobre la fuerte incidencia de los aumentos de los servicios.
Las comunicaciones, los combustibles, la medicina prepaga, los alquileres y las cuotas de los clubes, entre otros, registran subas por encima de la inflación.
La inflación se desaceleró en julio, con una suba promedio de 4%, según consultoras y estudios económicos.
El Gobierno pretende que los precios convengan al 2%, al igual que la devaluación oficial mensual del peso.
Para ese objetivo, la gestión Javier Milei-Luis Caputo sacrifica el ritmo de las actividad y el empleo, que fueron las apuestas a las que se ató el kirchnerismo a través del gasto público, de la obra pública (sospechada de corrupción) y del crecimiento de la ocupación en el Estado.
Ese gasto exorbitante sin respaldo, condujo a la antesala de una hiperinflación.
Las inversiones no arrancan, en parte por la demora en la sanción y en la reglamentación de la Ley Bases y, por otro lado, porque el cepo cambiario genera dudas sobre la posible importación de bienes e insumos, además del reenvío de ganancias al exterior.
El shock de inversiones que espera el Gobierno para este semestre se anuncia a cuentagotas.
Llaryora estuvo reunido más de cinco horas con los principales dirigentes empresarios de Córdoba, con el objetivo de alentarlos a mantener sus actividades y a avanzar en nuevos proyectos.
Los hombres de negocios, que coincidieron en gran medida con la exposición del mandatario, reiteraron lo que son sus pedidos clásicos: bajar el gasto público y reducir la presión impositiva.
El gobernador reiteró su visión productivista de llevar adelante la obra pública, además de anunciarles la pronta puesta en marcha de un programa de empleo y de mayores ayudas a emprendedores.
La construcción no arranca, mientras que la industria manufacturera repite el mismo fenómeno, aunque hay sectores que insinúan una recuperación.
El estudio Orlando Ferreres midió que la actividad creció 0,6% en junio sobre mayo, eliminados los factores estacionales.
El INDEC, por su parte, ya había registrado un incremento de 1,3% en mayo con respecto a abril.
Ese panorama favorable para la actividad agropecuaria, la energía y la pesca, no alcanza a modificar los indicadores de la industria, que retrocedió 1,6% en mayo sobre abril (Indec) y 0,4% en junio sobre mayo, según Ferreres.
El shock que provoca la actuación de Alberto Fernández como presidente y la sanción a Guillermo Moreno, por adulterar datos estadísticos, configuran un lastre para quienes proyectan negocios en la Argentina, más allá de las capacidades humanas y las riquezas que pueda exhibir el país.