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Por Claudio Fantini. Se llama Carolina Pavón, es argentina y está atrapada en Egipto. Como en una ficción kafkiana, esta mujer no puede regresar a su país ni vivir libremente en el que se radicó tras casarse con un egipcio.
Una familia la refugió, a cambio de trabajo doméstico, pero se encuentra en una suerte de clandestinidad, porque su marido puede obligarla a regresar al hogar, del que huyó porque, según ella, la maltrataba física y psicológicamente.
Al Estado árabe-africano no le importa que sea ciudadana argentina, porque para casarse debió sacar la ciudadanía egipcia y su matrimonio se rige por las leyes de ese país. Y si quisiera acudir a la embajada argentina, podría quedar encerrada en la sede diplomática, de manera similar a lo que vive Julian Assange, el jefe de WikiLeaks, en la embajada ecuatoriana de Londres.