Por Juan Turello. Las familias decidieron aprovechar las vacaciones para ocupar las sierras, la...
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Por Claudio Fantini. Rafael Bielsa cometió dos estropicios: por un lado, trasgredió el límite diplomático que debe tener un embajador en el país donde desarrolla su función y, por otro lado, aportó una prueba más de la hipocresía que del gobierno de Alberto Fernández cada vez que se escuda en “la no injerencia en los asuntos internos de otro Estado”. En realidad, lo hace para justificar silencios y en votos que son funcionales a regímenes “amigos” que violan los derechos humanos. Repasemos.