Por Eugenio Gimeno Balaguer. Cuando era profesor de Matemáticas en la Facultad de Ciencias Económicas, era sencillo resolver problemas porque nos remitíamos a un procedimiento que concluía en “lo que se quería demostrar”. La solución, entonces, era clara, contundente e indiscutible. Aplicando las técnicas adecuadas, no había problema que no tuviera solución.
Pero ¿qué pasa en el campo social?
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