Por Claudio Fantini. La declaración de Jeff Sessions ante el Comité del Senado de Estados Unidos, no despejó dudas sobre la relación de Donald Trump con la injerencia rusa en el proceso electoral que lo llevó a la Presidencia.
Fueron demasiadas las cuestiones que dijo no recordar. Mostró una memoria selectiva en lo referido a la trama rusa, que se conoce como «Rusia-gate».

Pese a los aplausos, las sospechas del «Rusia-gate» acosan a Trump | Foto: archivo Turello.com.ar

Pero en dos puntos las respuestas de Sessions fueron clara e injustificadamente evasivas, sino directamente falsas.

El secretario de Justicia defendió su recomendación al presidente de destituir a James Comey al afirmar que la cesantía se basó en los errores cometidos por el entonces titular del FBI que afectaron la campaña de Hillary Clinton.

La comparecencia del secretario de Justicia de la administración republicana no liberó a Trump de la sombra del “Rusia-gate”. La volvió más oscura.

En rigor, basta con revisar las entrevistas que durante el proceso electoral le hicieron, por caso en la cadena Fox, para ver que Sessions había defendido públicamente y de manera enfática las investigaciones del FBI sobre el asunto de los emails de la ex secretaria de Estado.

Durante la campaña electoral, le pareció correcto y necesario que Comey investigara a Hillary Clinton y lo hiciera público. Esta tarea impactó negativamente en la campaña de la candidata demócrata. Curioso que, convertido en secretario de Justicia de la administración Trump, descubriera que esa actividad del FBI resultaba tan inaceptable que ameritaba el despido de su máxima autoridad.

Tampoco fue creíble Jeff Sessions al afirmar que su carta para recomendar la destitución de Comey fue redactada ignorando que Trump le cuestionaba al titular del FBI la investigación sobre la injerencia rusa en el comicio presidencial.

Una afirmación insostenible, ya que cuando el secretario de Justicia le bajó el pulgar a Comey, Trump ya había hecho público su malestar con el jefe del FBI precisamente por investigar el “Rusia-gate”.

Sessions tampoco pudo justificar su negativa a responder varias preguntas, escudándose en presunciones y en supuestas tradiciones políticas de la Secretaría de Justicia, en lugar de justificar esas negativas en leyes y reglamentos escritos y verificables.

Salvo John McCain, senador por Arizona, las otras preguntas de legisladores republicanos fueron concesivas con Sessions. A la parte medular del encuentro, la aportaron los demócratas.

La comparecencia del secretario de Justicia de la administración republicana no liberó a Trump de la sombra del “Rusia-gate”. La volvió más oscura.