Con diferencia de pocas horas, el papa Francisco apuntó en dos ocasiones contra el orden económico global al pedir una «reforma financiera ética» y advirtió que los dirigentes están preocupados «por los bancos y no por las familias que se mueren de hambre«.
“Esta es una crisis del hombre, que destruye al hombre y se están preocupando por los bancos y no por las familias que se mueren de hambre”.
Tajante, el papa Francisco habló así del colapso económico, pero también de un derrumbe humano. Lo hizo en el domingo de Pentecostés, una de las principales celebraciones de la Iglesia Católica luego de Pascua y Navidad.
Está claro que el papa Francisco quiere producir cambios en el orden interno de la Iglesia (ya se pronunció contra quienes cometieron abusos sexuales) y en el orden global, ahora contra un capitalismo financiero, que sumió a la Unión Europa en una fuerte crisis económica y con un desempleo que afecta a más de uno de cada cuatro ocupados.
“En la vida pública, política, si no hay ética, todo es posible (…) leemos en los diarios cuánto daño hace a toda la humanidad la falta de ética en la vida pública”, afirmó durante la vigilia en la Plaza de San Pedro, junto a los movimientos eclesiales y frente a unas 200 mil personas.
El Papa había señalado días atrás: “Sería conveniente una reforma financiera que fuera ética y, a su vez, que comportara una reforma económica saludable para todos”, dijo, para luego enfatizar: “¡El dinero debe servir y no gobernar!”.
¿A quién beneficiará el discurso del papa Francisco en la próxima campaña política en la Argentina?
Las críticas mencionadas han sido usadas en general por Cristina Kirchner, aunque son reconocidas las diferencias de la Presidenta con el religioso. De hecho y pese a sus gestos de aproximación, asistirá al Tedeum del próximo sábado en Luján y no en la Catedral metropolitana, como sería lo habitual.