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Oberdán Rocamora para JorgeAsísDigital.com
Mauricio, Daniel y Sergio (Capítulos finales): ¿Traicionar al peronismo para salvarlo?
“Hay que estar contra Perón para salvarlo a Perón”, concepción atribuida a Augusto Vandor.
En el opus «la canalización del hartazgo» quedó muy límpido que Mauricio y Daniel, para ganar, necesitan los votos de los peronistas críticos del kirchnerismo. Del 21% que apoyó a Sergio.
Es -Sergio- el héroe que quiso ser, en esta historia, un gran jugador como Tévez. Pero termina en árbitro aceptable. Como Pitana (mejor que Cevallos).
Trasciende, a través de encuestadores cada vez más recatados, que temen hacerse de nuevo encima, que 6 de cada 10 de esos votos van para la Banelco de Mauricio. Y 4 para la Banelco de Daniel.
Aritmética que lo convierte a Macri en el invariable favorito.
El balance de los 12 años de patología kirchnerista es -para el peronismo- nefasto.
Con Kirchner, El Furia, como presidente, el peronismo perdió sólo Santa Fe (aunque se lo responsabiliza al extinto Obeid).
Con La Doctora como heredera se perdieron varias provincias al hilo. Primero, Mendoza. E increíblemente Jujuy y la sustancial Buenos Aires, con Berisso y Lanús incluidas.
Para colmo, con altas posibilidades de perder el presupuesto del gobierno nacional.
Sólo pudo recuperarse Río Negro. Con tanta mala suerte que, a los veinte días de asumir, lo asesinaron pasionalmente al gobernador.
Ante el cercano riesgo de la caída, en su desesperación, La Doctora agarra hasta las migas de la panera. A los efectos de entregar las miguitas a los insaciables de La (Agencia de Colocaciones) Cámpora. Los incondicionales. Superadores de la extinguida Logia Compromiso K.
La explicación legitima la bárbara designación de los dos auditores. Forlón, héroe que deja el Banco Nación. Y Julián Álvarez, El Soberbio de Lanús, ahora mejor llamado El Pibe Carpeta.
Después de pasar a la historia por perder la intendencia de Lanús, El Pibe Carpeta cambia la imposible continuidad del manejo de la Justicia por un cargo de auditor. Todo para estar cerca de Javier Fernández, El Borrado.
❝El llano es mucho peor que la traición❞, Juan Carlos Mazzón
De pronto, los héroes que estaban seguros de quedarse, a través de Daniel presidente, temen volver, por culpa de Mauricio, al llano.
Y el extinto pensador Juan Carlos Mazzón sentenciaba: “El llano es mucho peor que la traición”.
A pocos días del ballotage, y a un mes del cambio de gobierno, La Doctora acapara aún la centralidad. Como si fueran miguitas de otra panera.
Aunque sea la lamentable conductora que diseñó la estrategia más equivocada. Apostó todas sus fichas incondicionales a los pies de Aníbal, El Neo Corach, para la gobernación. Sin siquiera imaginar que iba a ser derrotado por la señora María Eugenia Vidal, La Chica de Girondo. La que dejó en ridículo a los encuestadores, y en off side (posición adelantada) a este cronista.
El territorio de Aníbal, La Provincia Inviable, le importaba a La Doctora, en efecto, más que la nación. Era donde iban a encontrar refugio y salarios los chicos incondicionales de la Agencia.
Para los perversos, resulta más significativo contemplar vencida a La Doctora que a un Macri triunfal. Como si los perversos apartaran a Scioli del escenario. O se apartara por su cuenta. Solo. Mutis por el Foro. Para consolidar “el misterio de la presencia ausente”, que citaba el poeta Francisco Luis Bernárdez.
❝Para los perversos, resulta más significativo contemplar vencida a La Doctora que a un Macri triunfal❞
Los grandes medios perversos confluyen. Para Morales Solá, presbítero de La Nación, La Doctora hace campaña contra Scioli. Para Van der Kooy, confesor de Clarín, el gran problema de Scioli es La Doctora.
Por su devoción por las migas de la panera de la centralidad, La Doctora deja al candidato indeseable -Daniel- con problemas de ubicación.
Algo desenfocado, o mejor: fuera del foco. La adversidad lo excede a Daniel. Casi tanto como lo excede la traición de los “muchachos peronistas”. Los que -para combatir a La Doctora- van frontalmente con Mauricio.
Es -en todo caso- la idea fuerza que sirve de gran escudo. Los guiados por una adaptación de la vieja máxima que se le atribuye a Augusto Vandor, El Lobo.
Parafrasearlo: “Para salvar al peronismo hay que vencer al kirchnerismo”.
Quienes no sepan de Vandor pueden recurrir al buscador de google. La función del cronista no es enseñar historia.
Se le debe producir una derrota al peronismo, para posteriormente renovarlo.
Como si los kirchneristas a vencer representaran sendas remakes del inolvidable Herminio Iglesias, o de Lorenzo Miguel. Y nuestro héroe Massa, el renovador más visible, emerja como la reencarnación de Antonio Cafiero.
Facilidad que, para ser francos, no cierra. Remakes forzadas.
A pesar de De la Sota, un antiguo renovador que cruza la historia, la derrota del kirchnerismo se convierte, también, en la derrota del peronismo. Aunque, con razones valederas, De la Sota no les otorgue categoría peronista a los emblemas del kirchnerismo. Entre los que abundan peronistas aun no extinguidos, que de ningún modo se entusiasman con la posibilidad de que Massa y De la Sota, después de haberse entreverado con el macrismo, pretendan, además de ganarles, “renovarlos”.
“¿A quién c… le ganaron?”, confirma la Garganta que, para constar en actas, defiende “los trapos”. Y hace campaña melancólica por Scioli, a pesar de ir «en coche al muere«.
Se especula, antes incluso de ocurrir la derrota, acerca de quién es el peronista que se encuentra en mejores condiciones para ocupar el rol de jefe de la oposición a Macri.
¿Urtubey, Massa, Perotti, De la Sota, Randazzo?
Es –Macri– el nuevo hombre fuerte que, desde un partido vecinal, amenaza con quedarse con los plenos poderes de la nación. Mientras tanto Scioli, en desventaja, aún pelea y respira. Y todavía no está en el asfalto, “para ser tapado con diarios”.
Oberdán Rocamora
para JorgeAsisDigital.com