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Por Rosa Bertino. En el trágico final de El gran Gatsby (1925), la protagonista abraza a su hijita y le implora: “Prométeme que siempre serás una rubia linda y tonta”. Pocas versiones de la novela de F. Scott Fitzgerald incluyen ese revelador testimonio…
… de la vieja dicotomía femenina: si eres linda, no te conviene ser inteligente y audaz (… si eres fea, no tenés más remedio que serlo).
Empieza en Hollywood
Hollywood consagró a las rubias con aire ingenuo, desde Mae West a Marilyn Monroe. Tanto el color del pelo como el gesto modosito eran, y son, artificiales. El formato prendió con fuerza en la pantalla chica. De varias maneras, sigue siendo el “modelo” que percibe la sociedad.
Siempre queda la duda, si las Wanda Nara o Charlotte Caniggia son así de tontas. En todo caso, parecería que no se esfuerzan mucho por disimular sus pocas luces. Pero por qué habrían de cambiar, si ser como son les arroja pingües beneficios.
Wanda
Se dice que Wanda cobró unos 300 mil pesos, por sentarse junto a toda su familia en el living de Susana Giménez. ¿Tanta plata para que ella y su esposo «Maxi» López dijeran tantas obviedades e hicieran una exhibición obscena de lo que gana un futbolista en Europa? Porque también hay que decir que Wanda ya no es atractiva por sí sola, sino en compañía de su marido.
En los años 1980, un poeta del rock nacional eternizó el mote de “rubia tarada”. No le hace ninguna mella, a las susodichas. Entre otras cosas, Wanda aseguró haber rechazado varias ofertas de la tele, porque está “muy ocupada” con la casa y los chicos.
Charlotte Caniggia
De la misma manera que Charlotte Caniggia llegó a las tapas de revistas y al 1,30 metro de busto porque tiene un padre famoso y una madre que hizo escuela “botinera”, cuando éstas todavía no existían.
En la revista Gente señaló «ahora que tengo estas lolas puedo dar mucho mejor para campañas de ropa interior o bikini».
Susana Giménez
Lo más probable es que Susana Giménez, tan teñida y aparentemente bobalicona como sus seguidoras mediáticas, no tenga un pelo de tonta. Además, es prácticamente la única que no depende de un varón ni de otro valor agregado.
Otras que se pasaron a rubias
La propia Pamela David, acollarada con el dueño de un canal, decidió pasarse al rubio platino. Mariana Fabbiani, que pintaba con reales condiciones de animadora, hoy abusa del pelito, la risotada y el chismerío, para sostenerse en la grilla de la tarde.
Pero, en definitiva, mucho más tonta es la audiencia que todo lo avala con el rating.