Por Juan Turello. Por momentos, Argentina suele estar aislada del resto del mundo en...
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Por Juan Turello. “Vamos viendo” parece ser el común denominador de las decisiones en la Argentina, señala mi nota en La Voz. El marketing le pone nombres a ese contexto que no solo es un fenómeno local, sino también global. Volátil, incierto, complejo y ambiguo (Vuca, según sus siglas en inglés) son los desafíos que enfrentan los negocios. Esas identificaciones pueden ser también atribuidas a la gestión de Alberto Fernández.
“La política económica parece ser vamos viendo”, apuntó Ricardo Buryaile, exministro de Agroindustria de Mauricio Macri, en relación con las últimas medidas. El sábado último, en diálogo con Nelson Castro (TN), el economista Martín Redrado criticó la estrategia del «vamos viendo» y fue muy crítico de las acciones para contener la fiebre por el dólar.
La Comisión de Enlace de Entidades Agropecuarias (Ceea) las calificó como “un parche” y sostuvo que implican una “transferencia de recursos de los productores” a exportadores y al complejo agroindustrial de la soja.
Hasta el 23 de septiembre (último dato conocido), las cereales habían comprado 7,865 millones de toneladas de soja, de las cuales solo les restaba fijar el precio a 1,394 millones, según el Ministerio de Agricultura y Ganadería de la Nación.
A esa fecha, el complejo industrial había comprado 24,337 millones de toneladas. El analista Gonzalo Agusto, de la Bolsa de Cereales de Córdoba, calcula que los productores aún retienen 16,7 millones, el 34% de una cosecha que superó los 49 millones. El valor bruto es de 7.150 millones de dólares, según estima.
-¿Es posible que los productores se desprendan de lo que guardan en los silobolsas?
–“Es difícil, porque el hombre de campo ya usó parte para pagar deuda y comprar insumos para la campaña en marcha. Además, el productor vende al dólar oficial mayorista (ayer en torno de los 77 pesos), al que se les descuenta este mes el 30% de retención” –explicó un dirigente localizado en cercanías de Río Cuarto.
“Los silobolsas son hoy la reserva de valor del chacarero, como es el dólar ahorro para el ciudadano”, concluyó.
Las reservas líquidas del Banco Central se sitúan alrededor de los 2.000 millones de dólares, luego de que la entidad cedió 1.461 millones en septiembre.
“¿Dónde están los dólares si las reservas han caído más de tres mil millones este año, pese a un superávit comercial de 11 mil millones?”, preguntan los opositores a tono con los interrogantes que lanzaron Alberto Fernández y Cristina Kirchner sobre los préstamos otorgados por el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Parte se usaron para pagar deuda e importaciones y el resto fue a mano de particulares y de empresas.
El problema es de una economía que gasta más dólares de los que produce, además de que sobran pesos, que se imprimen para financiar el gasto público, exacerbado por el Covid-19.
A Martín Guzmán le faltaron precisiones sobre la reducción del gasto público, el manejo de los pesos lanzados al mercado y sobre la política cambiaria.
La “flotación administrada” del Banco Central, con una mayor devaluación diaria, impactará en los precios, si se mantiene la decisión de cerrar la enorme brecha con los dólares financieros. Tras las medidas, subieron las cotizaciones y el Central siguió vendiendo reservas.
Las consultoras anticipan una suba mensual de precios de entre 3 y 4% hasta fin de año.
El salario va perdiendo la carrera contra los precios, lo que agravará las condiciones de pobreza que afecta a 4 de cada 10 argentinos.
El “vamos viendo” de las últimas medidas económicas puede resultar insuficiente para contener la decisión más drástica que el Gobierno no quiere asumir: una fuerte devaluación, con impacto en los precios.
Alberto Fernández está obligado a recuperar la confianza de las familias y de las empresas para revertir el círculo vicioso. Debe dar señales de respeto a la propiedad privada y a la Justicia, y tiene que procurar inversiones que generen empleo. La inversión cayó 12% en agosto, apuntó Orlando Ferreres.
Esas señales servirían para detener la debacle del Gobierno, que perdió credibilidad.