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El problema no es sólo que el país perdió 19 mil millones de dólares desde enero de 2011 (cuando se alcanzó el récord), sino que ahora ingresan menos dólares. Este año caen el superávit comercial y las inversiones extanjeras directas, al tiempo que llegaron menos turistas al país.
Por contrapartida, el Gobierno de Cristina Kirchner usó las reservas del Banco Central para el pago de deuda, aumentaron las importaciones de energía y combustibles y más argentinos viajaron al exterior.
Este cuadro complica la situación del Banco Central, que preside Mercedes Marcó del Pont. Las reservas cerraron ayer en U$S 34.112 millones. De ese total, unos U$S 7.000 millones son depósitos de particulares y empresas en los bancos, por lo que las reservas de libre disponibilidad reales son bastante menor.
Para fortalecerlas, el Banco Central cerró acuerdo con organismos y entidades del exterior por U$S 1.300 millones, al tiempo que acordó asistencia financiera de emergencia con China por U$S 10 mil millones. Sin embargo, para los analistas estos «maquillajes» sólo profundizan la desconfianza del público. Ayer, el dólar paralelo cerró a $ 10,05, el oficial se mantuvo en $ 5,87.
Los datos del superávit comercial agregaron otro dolor de cabeza: fue 4% menor al de septiembre de 2012. En 9 meses, la diferencia entre exportaciones e importaciones se redujo a U$S 7.142 millones, 30% menos con respecto a igual período del año anterior. Esto equivale a U$S 3.064 millones menos que en 2012. Semejante baja fue coincidente con el aumento del déficit del conjunto energético.
El dato preocupante es que bajaron los precios de los productos que exporta la Argentina (básicamente granos y manufacturas agropecuarias) y subieron los de los que importa el país.
Para colmo, la Unión Europea decidió subir el arancel del biodiésel argentino, al considerar que se entrega a un precio sustancialmente menor al del mercado interno. Además de los pronósticos negativos sobre la evolución de esta industria, se perderán ingresos por U$S 1.800 millones.