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Por Héctor Cometto. Sebastian Vettel es campeón por cuarta vez. Con Red Bull logró a los 26 años lo que Fangio (45), Prost (38) y Schumacher (32) hicieron, con muchos años más. La precocidad de este alemán nacido en Heppenheim, muy cerca de Hockenheim, ya no sorprende.
Vio 36 veces la bandera a cuadros logrando todos los récords posibles. Reemplazó al polaco Robert Kubica con el BMW Sauber en 2007, salió séptimo y fue el piloto más joven en puntuar.
Ganó en 2008 con Toro Rosso (ex Minardi), hermano pequeño de Red Bull, nada menos que en Monza y con lluvia, y así siguió. Ya lleva más de la mitad de su vida en la escudería que lo catapultó a lo más alto, que funciona a la perfección y que también amenaza con seguir batiendo récords.
Vettel ha mejorado sus fantásticas capacidades en los últimos tiempos con una mayor dedicación, lejos parecen haber quedado aquellas peleas con el australiano Marc Webber, que motivaron el abandono de ambos en Turquía en 2010, costándole el 1-2 en el torneo al equipo del toro rojo.
Justo en India Webber se tocó con Alonso y el camino hacia el título quedó despejado para “Baby Schumi”. Precisamente Schumacher fue su ídolo de la infancia. Y ahora alcanzarlo es la gran motivación para seguir: ganó 10 carreras en 2013 y está a tres de la impresionante conquista en 2004 del otro gran alemán . Y a tres campeonatos.
En su momento, el quíntuple campeón del mundo, nuestro Juan Manuel Fangio, parecía inalcanzable, y ni que decir de los siete de “Schumi”, pero apareció un gran genio, cada vez mejor ubicado y encima, precoz.■