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Por Daniel Scandizzo. Imaginemos que vas conduciendo tranquilamente por tu ruta habitual y, de pronto, divisas una vaca rosa junto al cercado de un campo. Tu atención inevitablemente se dirigirá hacia esa figura absolutamente extraña y alejada de tus modelos mentales frecuentes.
Seguramente te detienes, la observas y hasta probablemente te hagas una ❝selfie❞ con ella y te apresurares a ser el primero en publicarla con la intención de llegar a ser trending topic. Te interrogarás si alguien la pintó, cómo llegó allí, de qué raza es y más preguntas sin respuestas.
Ahora, imaginemos que retornas por el mismo recorrido y vuelves a toparte con la misma vaca. Seguramente tus sentidos se posarán otra vez en su imagen, pero ya no te paras, las preguntas son menos y así pasarán los días hasta que la extraña vaca rosa ya forme parte del paisaje.
Tres meses después, si te preguntan si viste una vaca rosa en la ruta, no sabrás qué responder, hasta que te topes con un caballo verde y la historia vuelve a girar desde el principio. Quien te puso la vaca rosa y el caballo verde en el camino no es otro que un emprendedor.
En este breve espacio no puedo permitirme ser redundante, por ello, pretendo puntualizar tres virtudes del emprendedor:
Una reciente encuesta en Estados Unidos consultó acerca del personaje más innovador de la historia. Thomas Edison fue el amplio ganador, quien alguna vez dijo: ❝Toda persona debe decidir una vez en su vida si se lanza a triunfar, arriesgándolo todo, o si se sienta a ver el paso de los triunfadores❞.
Cada uno de nosotros sabrá, íntimamente, el alcance del término ❝triunfar❞.
Hasta la próxima.