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/xS. Algunos medios calificaron como sorpresiva la renuncia de Ramón Díaz, pero lo cierto es que desde un principio su relación con la dirigencia de River no fue la mejor, ya que ésta, encabezada por el actual presidente (Rodolfo D’Onofrio), se encargó de «marcarle la cancha» pidiéndole:
● Un ajuste económico en su dieta como entrenador.
● Un alineamiento al proyecto de la dirigencia.
● Un rol distinto en el club con un nuevo jefe: Enzo Francescoli.
● Un menor poder de decisión y opinión en las ventas e incorporaciones de jugadores.
Lo más extraño es el «timing» (el momento) del riojano para esta decisión, que no parece espontánea, recordando la tapa de Olé a fines del año pasado: «Me voy a ir ganador» y dejándole a la dirigencia millonaria «una bombita«. Pensará Ramón: «ahora que se las arreglen».
Según cuenta periodistas que siguen a River, Ramón habría llegado con su hijo Emiliano y su representante, a la reunión que sostuvo con D’Onofrio, Patanián y Francescoli el día Martes. No llegaron a hablar sobre ninguno de los puntos anteriores (proyectos y jugadores), que el representante dijo «no perdamos más tiempo» y anunció la decisión de Díaz.
A este «caldo» de sospechas, hay que sumar también la relación de Ramón con la Barra y las danza de nombres que empiezan a sonar como posibles reemplazantes: Gallardo, Crespo, Almeida y Martino (una utopía). Gareca quedo descartado porque ya firmó con el Palmeiras. Cuando le preguntaron a «el Tigre» dijo: «no se dió».
Se espera que este Miércoles Ramón Díaz brinde una conferencia de prensa y la dirigencia de River emita un comunicado. En consecuencia, esta historia continuará.
Mientras tanto, en otro lado de la ribera: ¿festejan los hinchas de Boca a pocos días de otro Superclásico en México? Más allá de los resultados deportivos, habrá que ver cómo resultan las negociaciones entre Bianchi, Román y Angelici, entre los cuales también hay una relación tirante desde un principio.■