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Como sucede en gran parte de los países latinoamericanos que llegan a esta instancia del Mundial de Brasil 2014, la Argentina se aferra a la ilusión de su Selección para olvidar otros problemas internos.
Aunque Cristina Kirchner no exhibió hasta ahora el protagonismo de sus pares (Dilma Rousseff, Michelle Bachelet y José Mujica), el Gobierno espera que una buena actuación de Lionel Messi ponga en un segundo plano los problemas de los fondos buitre y de Amado Boudou.
La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, lanzó su reelección para los comicios del 5 de septiembre en pleno desarrollo del Mundial, obligada a mostrar una cara más amable. Claudio Fantini opinó en esta página que la suerte de Dilma se juega en el Maracaná.
En Chile, el país más políticamente correcto de la región, Michelle Bachelet demoró su partida para la reunión con el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, para recibir a “la Roja” en el Palacio de la Moneda. Y Costa Rica celebró en las calles el histórico paso de su equipo a los cuartos de final.
Pero también hubo presidentes que hablaron de la tragedia de la eliminación. El caso más emblemático fue el de José “Pepe” Mujica, que si bien es tolerante en algunas situaciones de política internacional, maltrató a los directivos de la FIFA por la descomunal sanción que le impusieron al héroe nacional, Luis Suárez.
El comentarista deportivo Héctor Cometto afirma: ❝cuando se llega a los Octavos de Final, es necesaria la suspensión del análisis ante el hecho evidente de que los problemas defensivos serán difíciles de solucionar debido a la falta del recurso individual de varios de los que defienden; del problema de resolver los mano a mano en la recuperación; de las bajas de tensión que nos sacan del partido❞.
❝En un Mundial definido por las voracidades ofensivas, la Argentina tiene al máximo depredador en racha. Es muy grande lo que despierta un Lionel Messi como para soslayarlo desde la razón pura, desde los temores, desde las previsiones. En definitiva, se va a matar o morir, y el juego vuelve a ser fantásticamente esencial, como para analizarlo tanto❞, concluye Cometto en su análisis.■
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