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Cristina Kirchner está mal asesorada o les faltan datos a los recortes que recibe. Molesta por los reclamos gremiales por una suba salarial por encima del 30% y las quejas por Ganancias, les lanzó:“¿En qué mundo viven?” La realidad es otra: hay inflación, dólar atrasado y expectativas favorables. Veamos
La Presidenta les enrostró a los sindicalistas que en España se había anunciado una mejora en los sueldos de 1,6% para el período 2015-18. ¡1,6% en 36 meses!
En España, en 2014 hubo una deflación de 1,043%, es decir, los precios no aumentaron, sino que bajaron por la caída en la demanda y la recesión. El aumento anunciado, que parece ridículo en un país como la Argentina que sólo en abril tuvo una inflación de 1,1%, según el Indec, implica para España un intento por recuperar el consumo. La comparación de Cristina Kirchner no fue feliz.
Para este año, los institutos de economía prevén una suba de precios en torno del 25% anual. Esto es lo que subió a abril la Canasta Alimentaria Nutricional (CAN), que mide el CPCE de Córdoba. A ese porcentaje, los sindicatos le agregan cinco puntos para recuperar el desfase producido en 2014. De allí, el reclamo generalizado del 30%.
Los ministros Axel Kicillof y Carlos Tomada se habían plantado en 25%, pero ahora aceptarían 27/28%, con la promesa de ayudar a las deficitarias obras sociales. Algo así como que los trabajadores perderán unos puntos en el salario, pero debería mejorar la atención de sus mutuales. ¿Sucederá?
1,043% fue la deflación en España (los precios no subieron, sino que bajaron) en 2014. La suba de 1,6% en tres años apunta a recuperar el consumo. A la Presidenta le dieron mal los datos.
Tres entidades coincidieron en lo que vendrá: el dólar está subvaluado, por lo que habría que esperar un ajuste o una baja en los impuestos (casi imposible de realizar por el enorme déficit del Estado nacional). La otra coincidencia es que las expectativas mejoran en relación a lo que pueda suceder en los próximos 12 meses.
La Cámara de Industriales Metalúrgicos (CIMCC), en el Observatorio que elaboró Gastón Utrera, fijó un dólar competitivo a 11,98 pesos. Los exportadores (trabajo de Orlando Barra Ruata), calcularon 11,12. Sutil, Rubén Ferrero, de CRA, dijo que el campo compra los insumos a un dólar a 11 pesos.
Roberto Urquía, del grupo AGD, señaló en el congreso Imagina Argentina en Río Cuarto, que el próximo gobierno enfrentará la disyuntiva de “tocar el tipo de cambio o bajar los impuestos” para expandir la actividad en el campo y la agroindustria. Se declaró optimista; habló de las excelentes cosechas de soja, maíz y maní, pero al final lanzó una advertencia: “Está disminuyendo la demanda laboral en el interior”, y recordó la crisis de las economías regionales.
Los tres informes hablan de un escenario optimista si el próximo gobierno corrige los desequilibrios macroeconómicos, en especial el atraso cambiario (devaluación), la oferta monetaria (pesos en circulación), que está ligada a la corrección del déficit (los servicios serán más caros para ciertos sectores). “Hay que aguantarse un cacelorazo en Palermo”, ironizó Javier González Fraga. Dijo que el 10% más rico de los porteños se lleva el 60% de los subsidios al transporte, gas y electricidad en Buenos Aires.
La frutilla de la crema en Imagina Argentina vino de la mano de Carlos Magariños, ex titular de la Onudi: La clase media mundial (que gasta entre 10 y 100 dólares diarios) llegará en 2020 a 2.300 millones de personas; el 40 por ciento se asentará en Asia. “Más allá de los vaivenes actuales, los agroalimentos tienen un futuro enorme”, auguró.