Por Claudio Fantini. Que finalmente, aunque muy tarde, el papa Francisco y gobiernos que en su momento recibieron ayuda financiera y petrolera del chavismo –Uruguay, por caso- hayan decidido distanciarse de la deriva totalitaria de Nicolás Maduro, no se debe sólo al papelón que implica la denuncia de Smartmatic sobre fraude perpetrado en las urnas para un falsear la cantidad de votantes a la Asamblea Constituyente de Venezuela.
Tampoco se debe sólo a la escalofriante cifra de muertos que está dejando la represión. La razón que ya resulta inocultable es el carácter dictatorial del régimen.
Maduro avanza a un régimen totalitario, aislado del mundo | Foto: archivo Turello.com.ar
Quienes aún defienden la legitimidad democrática de Maduro, recurriendo a ideologismos, quedan cada vez más en ridículo. Ya es imposible defender al régimen, o mirar para otro lado para evitar condenarlo, sin que quede desenmascarada la cultura autoritaria que motiva tales actitudes.
A esta altura, es inevitable llamar a las cosas por su nombre. Y lo que intenta Maduro con la Asamblea Constituyente, se llama “totalitarismo”.
Los pasos que llevaron a Venezuela a esta instancia fueron los siguientes:
- Hugo Chávez construyó un liderazgo “mayoritarista”. El mayoritarismo es la prepotencia autoritaria de un líder apoyado por la mayoría de la población, que margina a las minorías. Por haber contado con el respaldo de la mayoría, Chávez hizo promulgar en 1999 una Constitución que mantiene la división de poderes y el sistema pluralista basado en elecciones libres y abiertas de los gobernantes y de los legisladores.
- Nicolás Maduro, por su ineptitud y por no haber modificado el rumbo económico que impuso Chávez (el cual, sin los precios del petróleo a nivel estratosférico, conducía inexorablemente al colapso), perdió el respaldo de la amplia mayoría que había apoyado al chavismo.
Por eso, su poder, al volverse minoritario, comenzó a enterrar la Constitución de Chávez, las urnas y el pluralismo. La última elección abierta y libre fue hace dos años y en ella ganó por amplia mayoría la oposición, logrando el control de la Asamblea Nacional (parlamento venezolano). Maduro empezó a enterrar su legitimidad junto a la Constitución y la democracia, cuando le quitó a ese cuerpo la facultad de legislar.
- El avance hacia la dictadura continuó cuando se negó a realizar el referéndum revocatorio para el cual la oposición había cumplimentado todos los requisitos que exigía la Constitución de 1999. El siguiente paso fue suspender el calendario electoral, sin más razón que su imposibilidad de volver a imponerse en las urnas.
A esa altura, sin elecciones, con el Congreso maniatado y sin los derechos revocatorios que establece la Carta Magna, el poder de Maduro había perdido su legitimidad de origen, por lo tanto ya era una dictadura.
- Como la criminal represión no ha podido contener la protesta popular, lo que intentó el régimen con una Asamblea Constituyente es la última fase de su mutación, que implica pasar de la dictadura al totalitarismo.
La diferencia entre dictadura y totalitarismo es de grado, pero aún así es inmensa. El poder totalitario es aquel que impone la dictadura total, o sea no sólo impide la autodeterminación de la sociedad, sino que logra el control total sobre cada ciudadano, diluyendo al individuo en una masa sometida por el Estado.
Ese paso es el que está intentando dar Maduro.
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