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Lionel Messi, consagrado como el mejor jugador de fútbol de todos los tiempos, recibió el lunes último el cuarto Balón de Oro, y no hay palabras ni adjetivos para describirlo.
Héctor Cometto, nuestro columnista deportivo…
… lo pintaba así al ídolo, tras conducir a la Selección Argentina que le ganó 3 a 1 a Paraguay en el Estadio Kempes, partido en el que Messi mostró toda su magia.
«No alcanzan los adjetivos para vivir y revivir el gran espectáculo, que gozamos el viernes último (7/09/12) en el Estadio Kempes, sintetizado en esas dos palabras: asombroso Messi.
Importante triunfo. Impactante estadio. Maravilloso Di María. Desequilibrante Higuaín. Glamorosa platea. Esencial Gago. El gran actor, el número 1 de ese espectáculo, ha revertido la consideración de sus hinchas y quedó demostrado también en Córdoba: la aceptación es plena para aquél que antes calificaban como lánguido e inexpresivo.
Cordobeses en pleno protagonismo, dentro y fuera de la cancha. Y el elegido para estar en el maravilloso césped es un habitante de Coronel Baigorria, de nombre Hugo Campagnaro, que compró 42 entradas para familiares y amigos que no se querían perder el momento histórico.
Hizo el bolso de joven y se fue a jugar a Morón. Lejos estaba ese bolso de contener pasaportes, pasajes de avión en primera, contratos en miles y miles de euros y notoriedad en Italia; en Génova y Nápoles, nada menos.
“Aguante Campagnaro”, se llamaba la nota que me permitió conocerlo cuando no cobraba ni los pocos pesos prometidos en el Gran Buenos Aires. Y vaya si aguantó. Y apareció Italia en su destino y la Selección ahora, premiando una gran evolución. La pasó muy mal, la peleó, por eso hoy la disfruta más, sin olvidarse de donde viene: sin que sea necesario, su agradecimiento por aquel contacto periodístico, realizado en el móvil de Teleocho Noticias, que fue halagador.
Contrasta la historia de Pablo Guiñazú, el cordobés de General Cabrera que ingresó en el segundo tiempo, porque fue un camino directo al triunfo. Nació futbolísticamente en General Deheza, pueblo vecino y, por lo tanto, clásico rival. Lo fueron a buscar del club estrella, Estudiantes de Río Cuarto. Y le dijo que no, muy respetuosamente, porque la idea era jugar en Primera División. Llegó a Newell’s y todo fue para arriba, hasta llegar hoy a ser el jugador mejor pago del Inter de Porto Alegre.
Miles de vivencias arman un momento histórico, inigualable, insuperable, mágico, inolvidable… dentro y fuera de la cancha. Pasó Messi, rodeado, contenido y amado por los cordobeses.
Ojalá lo sigamos disfrutando siempre así».