Por Juan Turello. Alberto Fernández dejó de lado su principal promesa y prefirió celebrar el primer año de gestión tras la bandera de la ley del aborto y de la épica de la vacunación contra el Covid-19. Con los problemas que existen de logística y de recursos para la colocación del antídoto, sería una epopeya que en 60 días se vacune a 10 millones de personas, señala mi nota en La Voz.
Las otras promesas electorales -el crecimiento de la economía y la lucha contra la pobreza, la inseguridad y el narcotráfico– forman parte de las asignaturas pendientes de un balance apenas aceptable, más allá de los efectos de la pandemia del coronavirus.
El mejor logro fue renegociar los plazos de pago de una deuda de 37.700 millones de dólares, aunque las desacertadas señales posteriores llevaron el riesgo país por encima de los 1.400 puntos básicos.
La tasa que debe pagar la Argentina torna imposible cualquier endeudamiento externo y pone en duda futuras inversiones. Más bien lo contrario: grandes jugadores abandonan sus negocios en el país.
La economía retrocederá entre 11 y 12 por ciento, según cálculos de economistas privados y de organismos internacionales.
La promesa que sigue pendiente es la recuperación de la economía, que es el mayor anhelo de la sociedad.
Para 2021, el ministro de Economía, Martín Guzmán, prevé una recuperación de 5,5%, es decir, que -en el mejor de los casos- la actividad aún estará 60% por debajo de la que se registró en 2019.
La inflación podría estar en el rango de 35-37%, casi 20 puntos menos que 2019, pero con las principales variables puestas en el congelador, como el dólar oficial, las tarifas de los servicios públicos y la fijación de precios máximos.
Los precios pegarían un salto en 2021 por el descongelamiento paulatino de esas variables. La mayoría de los pronósticos coincide en que la inflación rondará el 50%.
“Si no vendo, es un problema, pero si vendo mucho, también es un problema, porque no puedo reponer los materiales para la próxima obra”, se sincera un desarrollista con seis emprendimientos en Córdoba. Paradoja de los negocios en la Argentina.
El empresario reconoce que si proyecta un edificio de 40 departamentos, sólo coloca 10 unidades a la venta, ya que ésa es su capacidad de reposición por parte de los proveedores de hierro, cemento y porcelanato.
«¿Qué hago con los pesos o los dólares que me entregan los compradores si no puedo comprar el material para la obra?», se pregunta y admite que las grandes fábricas le venden, pero “sin fijar precio”. “El valor se fija recién a los 90 o 180 días, cuando se despacha el pedido”, asegura.
“Con la inflación que se proyecta, un desarrollista podría quebrar si acepta vender todo su emprendimiento, pero no tiene la certeza de reponer los materiales”, agrega el desarrollista y recuerda las empresas que se fundieron por aplicar esa operatoria.
El Gobierno busca, ansiosamente, un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que dé una certeza sobre la política monetaria, fiscal y cambiaria.
El dólar tuvo una escala descendente desde el 23 de octubre último por las necesidades de pesos de empresas y familias, en especial durante diciembre; por la conversión de deuda en pesos a dólares y por otras regulaciones en el mercado de bonos.
Es posible que la epopeya de Alberto Fernández por la vacuna ponga en un segundo plano estos temas durante el verano, pero los agentes económicos esperan señales más claras sobre el escenario que sobrevendrá en 2021.
El acuerdo con el FMI puede resultar una señal contundente, aunque será un pinchazo más doloroso que el antídoto que se colocará contra el coronavirus.
El acuerdo con el FMI puede resultar una señal contundente, aunque será un pinchazo más doloroso que el antídoto que se colocará contra el coronavirus