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Por Juan Turello. Alberto Fernández volvió a apelar a la emergencia sanitaria para contener el “tsunami” que explotó en el conurbano bonaerense, según la definición del gobernador Axel Kicillof. El costo de las restricciones que están en marcha será -sin dudas- elevado. Habrá varios sectores afectados, pero bares, restaurantes y espectacúlos soportarán soportarán los mayores costos, señala mi nota en La Voz.
Los servicios en bares, restaurantes y locales de espectáculos pagarán los mayores costos, así como los comercios minoristas, que soportan una retracción desde hace 36 meses.
Los analistas financieros anticipan que los sectores de combustibles (por las restricciones a la circulación), la construcción y la siderurgia también soportarán costos por la segunda ola del Covid19.
Las limitaciones a los traslados nocturnos sumará gastos a las empresas de logística.
También podría verse afectada la actividad de ciertos sectores, aunque las recuperaciones que muestran las mediciones actuales se realizan contra meses de escasa actividad en 2020 o contra los que reflejaron los efectos de la recesión originada en el gobierno de Mauricio Macri.
El Gobierno festejó que la producción de autos creció 125% en marzo contra igual mes del año anterior, cuando hubo 11 días de inactividad por el aislamiento social.
Juan Carlos Martínez, titular de la Bolsa de Cereales de Córdoba, anticipó que la buena cosecha en números para el productor no generará las inversiones en maquinarias y en otros rubros si no existe confianza en la política económica.
“La macroeconomía es la que manda y si no se logra controlar la inflación sobre bases sólidas, el rebote de actividad no será más que un dato estadístico sin impacto importante en el bienestar de la población”, concluye Lucas Navarro, economista-jefe de la Bolsa de Comercio de Córdoba.
La segunda ola provocará más desigualdad, más informalidad (el Presidente privilegió la alianza con los gremios antes que en flexibilizar contrataciones) y más inseguridad.
El Presidente convocó al capital extranjero a invertir en el país, con la zanahoria de una libre disponibilidad del 20% de los dólares generados por exportaciones.
La iniciativa llega en medio de la salida de empresas o de la transferencia de las compañías a otros socios. El listado es extenso.
Paula Español, al frente de Comercio Interior, puso su granito de arena para generar desánimo. Exigió a mil empresas de distintos rubros ¡producir al máximo de la capacidad instalada!
El garrote es la Ley de Abastecimiento, que le otorga facultades para obligar a una empresa a producir un bien aunque sea a pérdida.
La economista parece desconocer las leyes de la oferta y de la demanda, así como el concepto de los costos marginales ante un aumento de la producción.
Copal, la entidad que agrupa a cámaras y empresas de alimentos, sostuvo que “más burocracia, más carga tributaria y desincentivos a la creación de empleo e inversiones, no hacen más que alterar el normal desenvolvimiento de las actividades e incentivar la informalidad”.
Alberto Fernández y sus principales espadas están concentrados en cuestionar “la herencia de Mauricio Macri”, a pesar de sus 16 meses en el gobierno, y en la batalla contra jueces y fiscales que investigan a Cristina Kirchner.
Los desafíos son vallas casi infranqueables para un Gobierno concentrado en discursos y en peleas que no ayudan a restablecer la confianza.
Mientras, se muestran pocos esfuerzos en bajar la inflación y en alentar la inversión y la producción, sin el “cuco” del Estado metiéndose en las cuentas y en los proyectos de las empresas.
Las restricciones provocarán una caída en la actividad, que afectará los ingresos del fisco, que ya recibió una ayuda extraordinaria del Banco Central en marzo de 315 mil millones de pesos. Más emisión es más inflación.
Los desafíos son vallas casi infranqueables para un Gobierno concentrado en discursos y en peleas que no ayudan a restablecer la confianza en las políticas oficiales.