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Por Juan Turello. En mi comentario publicado el domingo en La Voz del Interior, señalo que los argentinos están disfrutando el más largo período de descanso luego de las vacaciones de verano. Pero estos días de calma son apenas un bálsamo para las tormentas que se anticipan.
La protesta social – que tiene a la inseguridad como principal bandera, sin olvidar los reclamos por la tragedia de Once (corrupción)– complica al Gobierno nacional, que, además de la falta de políticas claras y permanentes, comete error tras error cada vez que un funcionario (Sergio Berni, por caso) interviene para explicar lo inexplicable.
La apertura de la discusión paritaria de los grandes gremios pone en aprietos a la gestión de Cristina Kirchner (en Twitter: @CFKArgentina). Haciendo honor al refrán de que “no hay peor astilla que la del propio palo”, el pedido de aumento de la UOM echó por tierra el relato kirchnerista de la política de precios y de que la inflación “es un tema que sólo le preocupa a la clase media”, como lanzó Amado Boudou (@BoudouAmado) en su paso por Economía. La UOM es el gremio que encarna al prototipo del obrero argentino.
El gremio del oficialista Antonio Caló pidió 35% desde el 1° abril hasta el 31 de marzo de 2014 (15% en abril; 10 desde julio y 10 desde enero). Con picardía, los metalúrgicos alegan que la mejora para este año es sólo del 25%, apenas unos puntos por encima de lo que fue la oferta oficial a los maestros. Pero esa picardía tiene patas cortas: el 25% abarca sólo nueve meses de 2013, aunque es el año electoral que preocupa al cristinismo.
Otro aliado oficialista –Oscar Lescano (Luz y Fuerza, @infoluzyfuerza)– tampoco se anduvo con chiquitas: 32% hasta junio de 2014, aunque para 2013 –recalcó– “se respeta la pauta del 23%”.
El reclamo de la UOM cayó como un balde de agua fría en las fábricas cordobesas. “No sé cuántas empresas van a poder pagarlo, cuando en muchos casos están con despidos”, dijo a La Voz del Interior un dirigente del sector.
Puertas adentro. El grave conflicto entre los camioneros y los supermercadistas en Córdoba sirvió para mostrar, más allá de que la puja sindical no reconoce ni obedece acuerdos políticos (entre José Manuel de la Sota, @jmdls2011, y Hugo Moyano, @MoyanoHugoreal, por ejemplo), que la rentabilidad es muy ajustada en las pequeñas y medianas empresas (Pyme). Estas aplaudieron el plan de facilidades de pago de la Afip a 120 meses de plazo, al reconocer que las deudas tributarias y de la seguridad social son un espada de Damocles para su actividad. El Gobierno no avanzó en la reducción de impuestos para esos sectores, como hizo Dilma Rousseff (@Dilmabr) en Brasil.
De la Sota advirtió que el conflicto «hace peligrar la paz social» ante la inacción del Gobierno nacional en resolverlo. Fue una advertencia al kirchnerismo por una situación más delicada desde el próximo miércoles.
La buena cosecha de soja que se espera en Sudamérica (51 millones de toneladas en la Argentina) deprimieron los precios internacionales. Este dato podría complicar el ingreso extra de 5.000 millones de dólares que proyectaban los economistas por el valor y el volumen de la actual campaña. Menos divisas podrían llevar al Gobierno a restringir aún más las importaciones, con lo que la actividad tardaría en recuperarse ante la falta de insumos y bienes que no se producen en el país.
La Unión Industrial de Córdoba (UIC, @UICba) denunció un incremento del costo laboral unitario en dólares de 20,3% en los dos últimos años. Presionados por las terminales o los mayoristas, las pequeñas y medianas industrias advierten que no pueden soportar una mejora del salario real si no está acompañada de una suba en la productividad. Además, la UIC puso el grito en el cielo por el impacto en los costos de producción que significa tener el calendario más extenso de feriados en el mundo: 19 jornadas inhábiles son demasiadas, advirtió. La Cámara de Comercio, a su vez, se queja por el daño que provoca semejante cantidad de días feriados en los locales de las ciudades no turísticas.
La mejor fotografía la realizó Andrés Oppenheimer (oppenheimera). El analista internacional pintó una postal de cómo se ve este tema en el mundo desarrollado: “En Buenos Aires, donde casi todo el mundo se está yendo de vacaciones por los próximos 7-10 días. ¡Y recién vienen de vacaciones de verano!”, publicó el miércoles en Twitter.